Aclaro que no soy un detractor de la
evolución tecnológica, pero tampoco dejo de señalar que no siempre es bien
encausada. La ciencia sin humanidad, ha crecido proporcionalmente con la
innovación. El desarrollo tecnológico desenfrenado ha generado un fenómeno
sistemático de guerras, desastres nucleares, destrucción del medio ambiente y
diferentes formas de barbarie en las cuales la humanidad se autodestruye y
denigra como especie. La función moral es poner freno a la independencia
técnica.
En medio de un momento crítico de su
historia, el hombre tiene que reencontrarse de nueva cuenta con los principios
morales que fundamentan la existencia. Despegarse aún más de la moral,
significa atrofiar continua y exponencialmente la vida entre humanos. La moral
tiene que ser moderna porque para nosotros es todavía un modelo. Debemos acudir
a ella para que nuestro quehacer existencial pueda generar un mayor bienestar
común. La modernidad no consiste en inventar una nueva moral, sino adecuar la
moral a los nuevos problemas en forma continua.
La moral tiene que ver con el hecho
de que el hombre es un ser dotado de razón y lenguaje que no solo reflexiona
sobe el mundo sino también sobre su accionar. Si bien la reflexión moral debe
estar presenta en los quehaceres cotidianos de los hombres, es necesario que
cada hombre cree un marco moral que regule y guie sus acciones. Una conciencia
moral impedirá que los hombres actúen en base a emociones, impulsos o
intereses. Solo con la construcción de un marco ético, nuestra civilización se
alejara de las formas más primitivas de existencia entre los hombres que
acarrean consigo violencia, discriminación y conflictos.
Al respecto de esto, el imperativo categórico Kantiano dice
que se puede formular un criterio para las acciones morales: el de la posibilidad
de generalización. Para saber si una acción es moralmente correcta, tengo que
probar que puedo sostener ese principio a lo largo de toda mi vida y que
cualquiera en mi lugar lo reconocería. La tesis de este imperativo radica en la
generalización del principio moral. El principio no debe ser netamente
subjetivo o acorde a los intereses de un individuo. Como vivimos con otros
seres humanos, un principio moral debe tener la cualidad de que cualquier
individuo pueda entender la objetividad y el razonamiento que lo sustentan.
La razón es el elemento más
importante de la moral. Para el accionar moral es necesario que yo llegue desde
la razón y asuma la responsabilidad de responder por ese accionar. La moral
tiene menos que ver con la obediencia con la autorreflexión de los hombres
acerca de su situación. Cada hombre debe ser educado de acuerdo a ciertos
principios morales que regirán su actuar sobre el mundo. Pero de igual manera,
cada hombre debe ser creador de su propia moral; una que de acuerdo a su razón
le permita coexistir sanamente con otros, generándole a su vez una mejor vida y
sin pasar por alto la regla de oro: no le
hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran.
El seguir únicamente los principios
morales heredados por nuestros padres, familiares y amigos de nuestro entorno
cercano sin cuestionarlos, los convierte en una conducta aprendida y no como el
marco una moral propia. Estoy de acuerdo en que los valores impuestos en
nuestro hogar deben obedecerse, más cuando estamos en una temprana edad y somos francamente dependientes de las
atenciones de nuestros padres y adultos. Pero debe llegar un punto en el que
cada norma moral establecida en la infancia y adolescencia, debe pasar por el
filtro de la autorreflexión y aprobarla según el criterio de nuestra razón.
Solo así cada hombre podrá sentirse digno de ser creador de su propia moral.
Como una vez dijo Jean Paul Sartre, “el hombre es lo que hace con lo que
hicieron de él”.
En los tiempos modernos, en donde
las nuevas generaciones actúan de manera seducida por el estoicismo, el
reconocimiento y la inmediatez; la moral no resulta un tema placentero. La
moral se tiene que despegar del egoísmo y la comodidad. No debe ser tan volátil
para cambiar según los intereses de cada situación, ni tan hermética como para
cerrarse a modificaciones. En un mundo cambiante y pragmático, es normal que la
moral esté sujeta a cambios, pero estos deben realizarse bajo las ya
mencionadas formas de raciocinio y responder por una vida mejor entre humanos;
en donde se vea por la convivencia, la armonía y el respeto a los demás como
forjadores de una vida mejor.
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