miércoles, 21 de enero de 2015

El surrealismo de las redes sociales y la necesidad de identidad y reconocimiento en los jóvenes



          La vida urbana de nuestro tiempo es marcada por el vértigo y el estímulo. La espectacularización de la vida, el culto a la inmediatez, la imagen y los méritos fáciles, caracterizan el estilo de vida de nuestras sociedades contemporáneas. Las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación, mas orientadas al entretenimiento, han generado sujetos estimulados desde el nacimiento, cuyo mundo al nacer se les presenta en concreto, y que por ende, al crecer, tiende a sentir rechazo por lo abstracto.
 Como dice Geovanny Sartori (1997) La televisión es la primera escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela aburrida); el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee y por tanto, la mayoría de las veces, es un ser reblandecido por la televisión, adicto de por vida a los videojuegos. Esta cita nos ayuda a entender la programación mental de los sujetos de nuestra era moderna. Sujetos adulados por estímulos audiovisuales que condicionaran una existencia estoica y atraída por la banalidad, el glamour, la inmediatez y el poco esfuerzo.
Los jóvenes y adolescentes del siglo XXI son la primera generación nacida en el boom de las nuevas tecnologías. Gracias a eso, son sensibles a ellas y al predominio de la imagen. El nacer en este contexto de la historia, y el ser introducido al mundo de la mano de las nuevas tecnologías y dispositivos electrónicos, ha transformado los estilos de vida y las formas de socialización.
Al cambiar los estilos de vida, las formas de socialización también se ven afectadas. Internet ha creado un espacio virtual para la socialización. Históricamente la convivencia en persona, y la comunicación cara a cara predominaba en las formas de convivencia entre las personas. Las redes sociales (Facebook, twitter, whatsapp) han venido a reconfigurar este proceso. Las prácticas sociales comunes se trasladan del espacio físico al espacio virtual, y con ello se generan nuevas formas de reproducción cultural.
Las redes sociales son un espacio público en el que cada usuario puede tiene derecho a poseer su cuenta privada. Esto le da derecho a publicar fotos, compartir experiencias, pensamientos, deseos e inquietudes. A su vez le permite estar en constante interacción con sus propios amigos y acceder a sus perfiles personales. La fotografías y los Estados personales son ahora materia de escrutinio público y por ser generadores de opiniones y temas de conversación, son un perfecto motivo para la convivencia.
            Los jóvenes viven más en el nivel de los signos que en realidades concretas (Rioseco, 2002) Para ellos interpretar y conceptualizar a un individuo o un fenómeno, las actividades simbólicas (fotos, pensamientos, formas, estilos de vida) juegan un rol importante. Al ser los jóvenes y adolescentes sujetos susceptibles al estímulo, basta que las formas y los simbólicos sean bien encausados para provocar una fuerte impresión. Al vivir en un contexto donde predomina el estímulo, la imagen y las buenas formas tienen más peso si se quiere provocar una concepción en la mente de los jóvenes. Su manera de concebir la realidad y las cosas, podrá ser frívola, pero esto también se debe- además de vivir en una realidad dominada por el estímulo- al poco tiempo que las personas disponen para conocerse.
Cada ser humano lucha contra el anonimato. Busca validación y que la sociedad le diga que es inteligente, popular y famoso. Los jóvenes buscan un espacio para el reconocimiento, la atención y la expresión; y han encontrado en las redes sociales el mejor lugar para hacerlo.
La inmediatez de nuestro tiempo, se traslada al área de las necesidades y deseos personales. Vivimos en la enfermedad de la popularidad. La gente en general quiere ser famosa de inmediato. Busca identidad y reconocimiento a través de los likes de sus fotos y estados. El gozar de esta popularidad y aceptación en las redes sociales hace sentir a las personas como exitosas y realizadas; pero esto es ilusorio. Es dejar que los demás te definan y te digan cuan valioso eres. Es empoderar a los demás a decirnos quienes somos.
Los usuarios de redes sociales la utilizan para vender su imagen, encontrar aprobación, y combatir, entre otras cosas, la necesidad de identidad que tienen y la falta de atención en sus vidas. Buscan proyectarse ante los demás como personas divertidas y dignas de aprecio. Todo en base a principios cercanos al estímulo y la espectacularización de la personalidad y alejados de la reflexión, el pensamiento abstracto o todo aquel elemento que no posea un carácter lúdico.
El problema de las redes sociales es que desvirtúan, te alejan de lo real y lo verdadero, lo demás son realidades virtuales. Esto genera incertidumbre sobre su identidad misma. Las redes sociales son un mundo surrealista; alterno. La realidad virtual es solo un pequeño reflejo de la realidad material, pero de acuerdo a los tiempos que se viven, tiene el poder de asemejarla tanto que quizás la diferencia se imperceptible en muchos jóvenes y usuarios. En nuestro tiempo, Percepciones son realidades, y cinco fotos de perfil pueden hacer pensar a los demás que eres una persona exitosa, interesante y divertida; y que tu vida está rodeada de afecto, armonía y felicidad.
Las redes sociales no son un problema a resolver. Es una nueva realidad de existencia para las nuevas generaciones.


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