jueves, 22 de enero de 2015

El contexto comunicativo y los elementos que lo componen



          La comunicación no es un proceso mecánico ni objetivo. A decir verdad es muy difícil de predecir y de teorizar. La simple y llana lógica no puede explicar la falta de comunicación efectiva y en ocasiones, ni mucho sentido común puede hacer que los interlocutores se conecten y resuelvan sus diferencias de forma pacífica. Basta que un término mal usado o una palabra fuera de lugar jueguen en contra para descomponer la comunicación entre las personas.
            A estos elementos externos que desempeñan un papel determinante a la hora de comunicarnos, lo llamamos contexto comunicativo. Según Berko (1997) el contexto es el conjunto de características de la situación en que la comunicación tiene lugar, entre las que se incluyen el entorno físico y las otras personas presentes.
            Para poder lograr mayor control y conciencia de la forma en que tenemos que comunicarnos, lo primero es identificar el contexto y empezar a desenvolvernos a partir de como él nos lo permita. El espacio físico, la situación y las personas con las que estas terminan por determinar un contexto. Es por eso que no es lo mismo convivir con tus amigos cuando estas en la escuela o en la iglesia que cuando estas en espacios recreativos.
            El contexto también puede cambiar según la situación que lo envuelva. En un equipo deportivo, el contexto varía según si el resultado del partido fue positivo o negativo. Y sobre todo las personas con las que estas. No es lo mismo conversar con tu mejor amigo que hacerlo con la directora de la escuela; o en una reunión familiar, el contexto no es el mismo en la mesa de los niños que en la mesa de los adultos.
            Según Bloom (1970) una producción lingüística utilizada en dos contextos o situaciones distintas transmite respectivamente dos significados distintos, lo cual permite atribuir una mayor riqueza al lenguaje de los sujetos. En síntesis no se trata de lo que digas sino en que momento lo hagas, en qué escenario y ante cuales personas. Cada mensaje es emitido en medio de un contexto, y este tiene el poder de definir su significado.
            Se han establecido múltiples tipologías de contextos, atendiendo a distintos criterios que a su varían en su grado de restricción. De acuerdo con De Vito (1991), el contexto comunicativo tiene por lo menos tres dimensiones que delimitan los correspondientes contextos siguientes: a) físico, o sea, el entorno concreto o espacio físico de comunicación- por ejemplo una habitación-; b) temporal, que abarca el momento diario e histórico de comunicación, además de la secuencia de las unidades comunicativas, y c) socio patológico, es decir, las reglas culturales, el nivel de formalidad de la situación, las relaciones entre los interlocutores incluyendo su posible amistad, etc. Según el autor, las tres dimensiones mencionadas interactúan entre sí.
            El esquema de este autor le añade nuevos factores a la configuración de un contexto. Primeramente: el tiempo. No es lo mismo el contexto creado por dos personas que se frecuentan, a otro en el que dos viejos amigos que tenían año sin verse. En ocasiones la temporalidad crea un contexto sano paras las relaciones. Cuando dos personas tienden a frecuentarse, la relación puede desgastarse o unirse; pero sin duda el contexto no es el mismo que si no lo hicieran.
            El otro factor adicional es más determinante, y que por tanto no debe ignorarse: el socio patológico. La cultura o los valores que definen a una sociedad, situación o cualquier grupo humano marcaran la pauta sobre las formas de comunicarse. Un comentario o una acción pueden ir en contra de las normas culturales o simplemente estar fuera de situación. Una broma de humor negro en una reunión formal puede ser muy desagradable.
            Otro criterio de clasificación pone énfasis en el significado que los distintos tipos de contexto conjuntamente permiten atribuir  al mensaje (Gross, 1995). De este modo se distingue entre: a) contexto de la frase, en la que se ubican las palabras; b) contexto conversacional, al que se remiten las frases, y c) contexto social, centrado en el espacio físico y los motivos de comunicación. Por consiguiente, el termino contexto se refiere tanto a los atributos lingüísticos como a los no lingüísticos de la situación comunicativa (Snyder, 1981).
            Las palabras emitidas y la forma en que se expresan son otro complemente del contexto. Podemos decir que algunos contextos se crean a partir de las palabras que sus interlocutores utilizan. El lenguaje de una persona forma, crea un contexto formal; mientras que el de un vago, crea un contexto vulgar. Las conversaciones pueden también cambiar el contexto de una reunión social. Un grupo de amigos puede iniciar con un tema de conversación serio y después pasar a contar bromas o anécdotas. El contexto cambia a raíz de la conversación.  
            Sin duda el contexto pesa mucho en nuestra manera de convivir y de comunicarnos. Está presente en cada momento, en cada lugar, con cualquier persona y en cualquier charla. Es imposible escapar de él. Un contexto es lo que determina si una persona se siente cómoda o no. Seduce o espanta, pero nunca deja de estar presente. Es probable que la mayoría de las personas ignoren los elementos contextuales que aquí acabamos de analizar; pero los ignoremos o no, es un hecho que no dejan de influir en la cotidianidad de nuestras vidas.
           
           


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