jueves, 15 de enero de 2015

Los nativos digitales y sus procesos de integración cultural

         

                 
   Daniel Bell (1976) acuño el término post-industrialismo para referirse a las tecnologías vinculadas con las computadoras que sustentan una economía basada en la información. Mientras que la producción en las sociedades industrializadas se apoya en fábricas y en máquinas que producen bienes materiales, la producción post-industrial se basa en las computadoras y en otros dispositivos electrónicos que son capaces de crear, procesar, almacenar y analizar información. Todo esto conforma lo que se ha dado en la sociedad de la información.
             La sociedad de la información ha procreado sobre ella nativos digitales. Los jóvenes y adolescentes de hoy en día- principalmente aquellos nacidos en la década de los 90 y la primera mitad del siglo XXI- son la primera generación que se ha desarrollado con las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Niños de 6 años hasta jóvenes mayores de 20, le brindan un constante uso a Smart phones, tablets, ipods, videojuegos, Hotmail, Facebook, twitter etc. Existe un culto a las tecnologías digitales. Mientras antes eran vistas únicamente para la producción, la comunicación y el servicio, las nuevas tecnologías, son ahora los juguetes personales de las nuevas generaciones.
            La cultura digital promueve la permanente conexión e interacción mediática de los usuarios. Se vive en la red a cualquier hora y en cualquier lugar. Lo importantes es estar conectado siempre. Marcelo Urresti (2008) describe una “massmediatización” de la sociedad, en la que los objetos pueden vivir un estado de conectividad permanente a través de un nuevo sistema de objetos “nómades”, que permiten la ubicuidad de la intervención mediática.
También Berrios y Buxarrais (2005) comienzan su análisis con una contextualización en la sociedad de la información y con los cambios en las prácticas adolescentes producidas por la cultura digital. Se refieren a la cultura de la interacción acordando con Don Tapscott, quien la conceptualizó como una «nueva cultura», dado que la experiencia de ser joven promueve en la actualidad patrones compartidos de comportamiento.
Los jóvenes se sienten fervientemente atraídos por las nuevas tecnologías, el internet y las redes sociales. Es raro el adolescente que no tenga su propio Smartphone, reproductor de música, videojuego o perfil en red social.
Para García Canclini (2007) La dinámica de convivencia juvenil está condicionada por la mediatización. La “tecno-socialidad” muestra que los recursos inalámbricos de comunicación se convierten en contextos, condiciones ambientales de formas de ser, valores y acontecimientos.
Socializar a través de los dispositivos electrónicos, es una de las formas de consumo tecnológico preferidos entre los jóvenes. A través de este uso, se crea un contexto alterno a la realidad física y material de los jóvenes, pero no por eso, menos influyente en su concepción de la realidad y en sus relaciones personales.
Merino Malillos (2010, s/n) destaca que hay un vínculo dialéctico entre las tecnologías y los contextos sociales: las significaciones no están predeterminadas, sino que dependen “de la complejidad y la contingencia de las formas en que se insertan en los contextos y prácticas de uso. Así, la cultura digital solo tiene sentido en la medida en que es utilizada y practicada por los actores sociales, entre los cuales destaca sobremanera la juventud”.
            La cultura digital se configurara a partir del uso, apropiación y significación que pueda tener para los consumidores. Son estos quienes resaltaran su importancia, marcaran tendencia y definirán como usarla, en qué medida y con qué sentido. Es el significado de las nuevas tecnologías puede variar entre una cultura y otra. No existe la uniformidad individual ni colectiva en las formas construcción de sentido; lo que existe es una tendencia.
            Algunas aproximaciones desde la psicología advierten sobre los riesgos de este contexto para los jóvenes, en tanto lo hacen responsable de ser un facilitador de adicciones. Así lo plantea Roberto Balaguer Prestes (2001) en referencia al consumo de Internet y en especial de los videojuegos y el chat: se trata de un consumo placentero que provoca una sensación de control omnipotente con un consiguiente aumento de la autoestima. Sin embargo, afirma Balaguer en su estudio, Internet no es la causa, sino la facilitadora de un proceso que puede despertarse dadas las características del entorno. La Red permite la expresión de determinados aspectos latentes, dormidos, patológicamente instalados, que no tenían cabida anterior en otros ámbitos o espacios culturales. En este sentido, considera que Internet “crea” una nueva dimensión adictiva en la medida en que no había anteriormente instrumentos que permitieran ese despliegue. Internet aparta al sujeto de los objetos, sumiéndolo en un mundo narcisista de placer, pero la situación no culmina ahí y muchas veces el camino es de retorno a lo social. La computadora en este caso podría servir como una defensa frente a los “peligros externos”, protegiendo entonces a un yo vulnerable del contacto físico “real” con los otros.

            Las nuevas tecnologías son instrumento usado principalmente de manera lúdica por los jóvenes. En ellos los jóvenes encuentran un espacio para el ocio y la abstracción de su realidad material, sino una zona de confort en la cual encuentra el control y el dominio, que la realidad no les presta. Son los nativos digitales. Las generaciones que incorporan la tecnología a su vida cotidiana. Con ella crean un contexto para la socialización, el entretenimiento, la investigación y una realidad alterna que les permita expresarse y escapar su realidad material.

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