viernes, 30 de enero de 2015

La moral y los retos que enfrenta en la era moderna

       
        

        La globalización, el vértigo, el desarrollo de la industria y las tecnologías de la Información y Comunicación son las características que definen con mayor fuerza a la era moderna. La evolución de los procesos de producción y de la técnica, es el paradigma del desarrollo de nuestra civilización hoy en día. La educación humanística ha perdido valor, sobre todo en las sociedades occidentales, cuya fascinación por la evolución industrial y tecnológica, ha dejado de lado el estudio de la ética y la moral.
            Aclaro que no soy un detractor de la evolución tecnológica, pero tampoco dejo de señalar que no siempre es bien encausada. La ciencia sin humanidad, ha crecido proporcionalmente con la innovación. El desarrollo tecnológico desenfrenado ha generado un fenómeno sistemático de guerras, desastres nucleares, destrucción del medio ambiente y diferentes formas de barbarie en las cuales la humanidad se autodestruye y denigra como especie. La función moral es poner freno a la independencia técnica.
            En medio de un momento crítico de su historia, el hombre tiene que reencontrarse de nueva cuenta con los principios morales que fundamentan la existencia. Despegarse aún más de la moral, significa atrofiar continua y exponencialmente la vida entre humanos. La moral tiene que ser moderna porque para nosotros es todavía un modelo. Debemos acudir a ella para que nuestro quehacer existencial pueda generar un mayor bienestar común. La modernidad no consiste en inventar una nueva moral, sino adecuar la moral a los nuevos problemas en forma continua.
            La moral tiene que ver con el hecho de que el hombre es un ser dotado de razón y lenguaje que no solo reflexiona sobe el mundo sino también sobre su accionar. Si bien la reflexión moral debe estar presenta en los quehaceres cotidianos de los hombres, es necesario que cada hombre cree un marco moral que regule y guie sus acciones. Una conciencia moral impedirá que los hombres actúen en base a emociones, impulsos o intereses. Solo con la construcción de un marco ético, nuestra civilización se alejara de las formas más primitivas de existencia entre los hombres que acarrean consigo violencia, discriminación y conflictos.
            Al respecto de esto, el imperativo categórico Kantiano dice que se puede formular un criterio para las acciones morales: el de la posibilidad de generalización. Para saber si una acción es moralmente correcta, tengo que probar que puedo sostener ese principio a lo largo de toda mi vida y que cualquiera en mi lugar lo reconocería. La tesis de este imperativo radica en la generalización del principio moral. El principio no debe ser netamente subjetivo o acorde a los intereses de un individuo. Como vivimos con otros seres humanos, un principio moral debe tener la cualidad de que cualquier individuo pueda entender la objetividad y el razonamiento que lo sustentan.
            La razón es el elemento más importante de la moral. Para el accionar moral es necesario que yo llegue desde la razón y asuma la responsabilidad de responder por ese accionar. La moral tiene menos que ver con la obediencia con la autorreflexión de los hombres acerca de su situación. Cada hombre debe ser educado de acuerdo a ciertos principios morales que regirán su actuar sobre el mundo. Pero de igual manera, cada hombre debe ser creador de su propia moral; una que de acuerdo a su razón le permita coexistir sanamente con otros, generándole a su vez una mejor vida y sin pasar por alto la regla de oro: no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran.
            El seguir únicamente los principios morales heredados por nuestros padres, familiares y amigos de nuestro entorno cercano sin cuestionarlos, los convierte en una conducta aprendida y no como el marco una moral propia. Estoy de acuerdo en que los valores impuestos en nuestro hogar deben obedecerse, más cuando estamos en una temprana edad y  somos francamente dependientes de las atenciones de nuestros padres y adultos. Pero debe llegar un punto en el que cada norma moral establecida en la infancia y adolescencia, debe pasar por el filtro de la autorreflexión y aprobarla según el criterio de nuestra razón. Solo así cada hombre podrá sentirse digno de ser creador de su propia moral. Como una vez dijo Jean Paul Sartre, “el hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”.

            En los tiempos modernos, en donde las nuevas generaciones actúan de manera seducida por el estoicismo, el reconocimiento y la inmediatez; la moral no resulta un tema placentero. La moral se tiene que despegar del egoísmo y la comodidad. No debe ser tan volátil para cambiar según los intereses de cada situación, ni tan hermética como para cerrarse a modificaciones. En un mundo cambiante y pragmático, es normal que la moral esté sujeta a cambios, pero estos deben realizarse bajo las ya mencionadas formas de raciocinio y responder por una vida mejor entre humanos; en donde se vea por la convivencia, la armonía y el respeto a los demás como forjadores de una vida mejor.

jueves, 22 de enero de 2015

El contexto comunicativo y los elementos que lo componen



          La comunicación no es un proceso mecánico ni objetivo. A decir verdad es muy difícil de predecir y de teorizar. La simple y llana lógica no puede explicar la falta de comunicación efectiva y en ocasiones, ni mucho sentido común puede hacer que los interlocutores se conecten y resuelvan sus diferencias de forma pacífica. Basta que un término mal usado o una palabra fuera de lugar jueguen en contra para descomponer la comunicación entre las personas.
            A estos elementos externos que desempeñan un papel determinante a la hora de comunicarnos, lo llamamos contexto comunicativo. Según Berko (1997) el contexto es el conjunto de características de la situación en que la comunicación tiene lugar, entre las que se incluyen el entorno físico y las otras personas presentes.
            Para poder lograr mayor control y conciencia de la forma en que tenemos que comunicarnos, lo primero es identificar el contexto y empezar a desenvolvernos a partir de como él nos lo permita. El espacio físico, la situación y las personas con las que estas terminan por determinar un contexto. Es por eso que no es lo mismo convivir con tus amigos cuando estas en la escuela o en la iglesia que cuando estas en espacios recreativos.
            El contexto también puede cambiar según la situación que lo envuelva. En un equipo deportivo, el contexto varía según si el resultado del partido fue positivo o negativo. Y sobre todo las personas con las que estas. No es lo mismo conversar con tu mejor amigo que hacerlo con la directora de la escuela; o en una reunión familiar, el contexto no es el mismo en la mesa de los niños que en la mesa de los adultos.
            Según Bloom (1970) una producción lingüística utilizada en dos contextos o situaciones distintas transmite respectivamente dos significados distintos, lo cual permite atribuir una mayor riqueza al lenguaje de los sujetos. En síntesis no se trata de lo que digas sino en que momento lo hagas, en qué escenario y ante cuales personas. Cada mensaje es emitido en medio de un contexto, y este tiene el poder de definir su significado.
            Se han establecido múltiples tipologías de contextos, atendiendo a distintos criterios que a su varían en su grado de restricción. De acuerdo con De Vito (1991), el contexto comunicativo tiene por lo menos tres dimensiones que delimitan los correspondientes contextos siguientes: a) físico, o sea, el entorno concreto o espacio físico de comunicación- por ejemplo una habitación-; b) temporal, que abarca el momento diario e histórico de comunicación, además de la secuencia de las unidades comunicativas, y c) socio patológico, es decir, las reglas culturales, el nivel de formalidad de la situación, las relaciones entre los interlocutores incluyendo su posible amistad, etc. Según el autor, las tres dimensiones mencionadas interactúan entre sí.
            El esquema de este autor le añade nuevos factores a la configuración de un contexto. Primeramente: el tiempo. No es lo mismo el contexto creado por dos personas que se frecuentan, a otro en el que dos viejos amigos que tenían año sin verse. En ocasiones la temporalidad crea un contexto sano paras las relaciones. Cuando dos personas tienden a frecuentarse, la relación puede desgastarse o unirse; pero sin duda el contexto no es el mismo que si no lo hicieran.
            El otro factor adicional es más determinante, y que por tanto no debe ignorarse: el socio patológico. La cultura o los valores que definen a una sociedad, situación o cualquier grupo humano marcaran la pauta sobre las formas de comunicarse. Un comentario o una acción pueden ir en contra de las normas culturales o simplemente estar fuera de situación. Una broma de humor negro en una reunión formal puede ser muy desagradable.
            Otro criterio de clasificación pone énfasis en el significado que los distintos tipos de contexto conjuntamente permiten atribuir  al mensaje (Gross, 1995). De este modo se distingue entre: a) contexto de la frase, en la que se ubican las palabras; b) contexto conversacional, al que se remiten las frases, y c) contexto social, centrado en el espacio físico y los motivos de comunicación. Por consiguiente, el termino contexto se refiere tanto a los atributos lingüísticos como a los no lingüísticos de la situación comunicativa (Snyder, 1981).
            Las palabras emitidas y la forma en que se expresan son otro complemente del contexto. Podemos decir que algunos contextos se crean a partir de las palabras que sus interlocutores utilizan. El lenguaje de una persona forma, crea un contexto formal; mientras que el de un vago, crea un contexto vulgar. Las conversaciones pueden también cambiar el contexto de una reunión social. Un grupo de amigos puede iniciar con un tema de conversación serio y después pasar a contar bromas o anécdotas. El contexto cambia a raíz de la conversación.  
            Sin duda el contexto pesa mucho en nuestra manera de convivir y de comunicarnos. Está presente en cada momento, en cada lugar, con cualquier persona y en cualquier charla. Es imposible escapar de él. Un contexto es lo que determina si una persona se siente cómoda o no. Seduce o espanta, pero nunca deja de estar presente. Es probable que la mayoría de las personas ignoren los elementos contextuales que aquí acabamos de analizar; pero los ignoremos o no, es un hecho que no dejan de influir en la cotidianidad de nuestras vidas.
           
           


miércoles, 21 de enero de 2015

El surrealismo de las redes sociales y la necesidad de identidad y reconocimiento en los jóvenes



          La vida urbana de nuestro tiempo es marcada por el vértigo y el estímulo. La espectacularización de la vida, el culto a la inmediatez, la imagen y los méritos fáciles, caracterizan el estilo de vida de nuestras sociedades contemporáneas. Las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación, mas orientadas al entretenimiento, han generado sujetos estimulados desde el nacimiento, cuyo mundo al nacer se les presenta en concreto, y que por ende, al crecer, tiende a sentir rechazo por lo abstracto.
 Como dice Geovanny Sartori (1997) La televisión es la primera escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela aburrida); el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee y por tanto, la mayoría de las veces, es un ser reblandecido por la televisión, adicto de por vida a los videojuegos. Esta cita nos ayuda a entender la programación mental de los sujetos de nuestra era moderna. Sujetos adulados por estímulos audiovisuales que condicionaran una existencia estoica y atraída por la banalidad, el glamour, la inmediatez y el poco esfuerzo.
Los jóvenes y adolescentes del siglo XXI son la primera generación nacida en el boom de las nuevas tecnologías. Gracias a eso, son sensibles a ellas y al predominio de la imagen. El nacer en este contexto de la historia, y el ser introducido al mundo de la mano de las nuevas tecnologías y dispositivos electrónicos, ha transformado los estilos de vida y las formas de socialización.
Al cambiar los estilos de vida, las formas de socialización también se ven afectadas. Internet ha creado un espacio virtual para la socialización. Históricamente la convivencia en persona, y la comunicación cara a cara predominaba en las formas de convivencia entre las personas. Las redes sociales (Facebook, twitter, whatsapp) han venido a reconfigurar este proceso. Las prácticas sociales comunes se trasladan del espacio físico al espacio virtual, y con ello se generan nuevas formas de reproducción cultural.
Las redes sociales son un espacio público en el que cada usuario puede tiene derecho a poseer su cuenta privada. Esto le da derecho a publicar fotos, compartir experiencias, pensamientos, deseos e inquietudes. A su vez le permite estar en constante interacción con sus propios amigos y acceder a sus perfiles personales. La fotografías y los Estados personales son ahora materia de escrutinio público y por ser generadores de opiniones y temas de conversación, son un perfecto motivo para la convivencia.
            Los jóvenes viven más en el nivel de los signos que en realidades concretas (Rioseco, 2002) Para ellos interpretar y conceptualizar a un individuo o un fenómeno, las actividades simbólicas (fotos, pensamientos, formas, estilos de vida) juegan un rol importante. Al ser los jóvenes y adolescentes sujetos susceptibles al estímulo, basta que las formas y los simbólicos sean bien encausados para provocar una fuerte impresión. Al vivir en un contexto donde predomina el estímulo, la imagen y las buenas formas tienen más peso si se quiere provocar una concepción en la mente de los jóvenes. Su manera de concebir la realidad y las cosas, podrá ser frívola, pero esto también se debe- además de vivir en una realidad dominada por el estímulo- al poco tiempo que las personas disponen para conocerse.
Cada ser humano lucha contra el anonimato. Busca validación y que la sociedad le diga que es inteligente, popular y famoso. Los jóvenes buscan un espacio para el reconocimiento, la atención y la expresión; y han encontrado en las redes sociales el mejor lugar para hacerlo.
La inmediatez de nuestro tiempo, se traslada al área de las necesidades y deseos personales. Vivimos en la enfermedad de la popularidad. La gente en general quiere ser famosa de inmediato. Busca identidad y reconocimiento a través de los likes de sus fotos y estados. El gozar de esta popularidad y aceptación en las redes sociales hace sentir a las personas como exitosas y realizadas; pero esto es ilusorio. Es dejar que los demás te definan y te digan cuan valioso eres. Es empoderar a los demás a decirnos quienes somos.
Los usuarios de redes sociales la utilizan para vender su imagen, encontrar aprobación, y combatir, entre otras cosas, la necesidad de identidad que tienen y la falta de atención en sus vidas. Buscan proyectarse ante los demás como personas divertidas y dignas de aprecio. Todo en base a principios cercanos al estímulo y la espectacularización de la personalidad y alejados de la reflexión, el pensamiento abstracto o todo aquel elemento que no posea un carácter lúdico.
El problema de las redes sociales es que desvirtúan, te alejan de lo real y lo verdadero, lo demás son realidades virtuales. Esto genera incertidumbre sobre su identidad misma. Las redes sociales son un mundo surrealista; alterno. La realidad virtual es solo un pequeño reflejo de la realidad material, pero de acuerdo a los tiempos que se viven, tiene el poder de asemejarla tanto que quizás la diferencia se imperceptible en muchos jóvenes y usuarios. En nuestro tiempo, Percepciones son realidades, y cinco fotos de perfil pueden hacer pensar a los demás que eres una persona exitosa, interesante y divertida; y que tu vida está rodeada de afecto, armonía y felicidad.
Las redes sociales no son un problema a resolver. Es una nueva realidad de existencia para las nuevas generaciones.


jueves, 15 de enero de 2015

Los nativos digitales y sus procesos de integración cultural

         

                 
   Daniel Bell (1976) acuño el término post-industrialismo para referirse a las tecnologías vinculadas con las computadoras que sustentan una economía basada en la información. Mientras que la producción en las sociedades industrializadas se apoya en fábricas y en máquinas que producen bienes materiales, la producción post-industrial se basa en las computadoras y en otros dispositivos electrónicos que son capaces de crear, procesar, almacenar y analizar información. Todo esto conforma lo que se ha dado en la sociedad de la información.
             La sociedad de la información ha procreado sobre ella nativos digitales. Los jóvenes y adolescentes de hoy en día- principalmente aquellos nacidos en la década de los 90 y la primera mitad del siglo XXI- son la primera generación que se ha desarrollado con las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Niños de 6 años hasta jóvenes mayores de 20, le brindan un constante uso a Smart phones, tablets, ipods, videojuegos, Hotmail, Facebook, twitter etc. Existe un culto a las tecnologías digitales. Mientras antes eran vistas únicamente para la producción, la comunicación y el servicio, las nuevas tecnologías, son ahora los juguetes personales de las nuevas generaciones.
            La cultura digital promueve la permanente conexión e interacción mediática de los usuarios. Se vive en la red a cualquier hora y en cualquier lugar. Lo importantes es estar conectado siempre. Marcelo Urresti (2008) describe una “massmediatización” de la sociedad, en la que los objetos pueden vivir un estado de conectividad permanente a través de un nuevo sistema de objetos “nómades”, que permiten la ubicuidad de la intervención mediática.
También Berrios y Buxarrais (2005) comienzan su análisis con una contextualización en la sociedad de la información y con los cambios en las prácticas adolescentes producidas por la cultura digital. Se refieren a la cultura de la interacción acordando con Don Tapscott, quien la conceptualizó como una «nueva cultura», dado que la experiencia de ser joven promueve en la actualidad patrones compartidos de comportamiento.
Los jóvenes se sienten fervientemente atraídos por las nuevas tecnologías, el internet y las redes sociales. Es raro el adolescente que no tenga su propio Smartphone, reproductor de música, videojuego o perfil en red social.
Para García Canclini (2007) La dinámica de convivencia juvenil está condicionada por la mediatización. La “tecno-socialidad” muestra que los recursos inalámbricos de comunicación se convierten en contextos, condiciones ambientales de formas de ser, valores y acontecimientos.
Socializar a través de los dispositivos electrónicos, es una de las formas de consumo tecnológico preferidos entre los jóvenes. A través de este uso, se crea un contexto alterno a la realidad física y material de los jóvenes, pero no por eso, menos influyente en su concepción de la realidad y en sus relaciones personales.
Merino Malillos (2010, s/n) destaca que hay un vínculo dialéctico entre las tecnologías y los contextos sociales: las significaciones no están predeterminadas, sino que dependen “de la complejidad y la contingencia de las formas en que se insertan en los contextos y prácticas de uso. Así, la cultura digital solo tiene sentido en la medida en que es utilizada y practicada por los actores sociales, entre los cuales destaca sobremanera la juventud”.
            La cultura digital se configurara a partir del uso, apropiación y significación que pueda tener para los consumidores. Son estos quienes resaltaran su importancia, marcaran tendencia y definirán como usarla, en qué medida y con qué sentido. Es el significado de las nuevas tecnologías puede variar entre una cultura y otra. No existe la uniformidad individual ni colectiva en las formas construcción de sentido; lo que existe es una tendencia.
            Algunas aproximaciones desde la psicología advierten sobre los riesgos de este contexto para los jóvenes, en tanto lo hacen responsable de ser un facilitador de adicciones. Así lo plantea Roberto Balaguer Prestes (2001) en referencia al consumo de Internet y en especial de los videojuegos y el chat: se trata de un consumo placentero que provoca una sensación de control omnipotente con un consiguiente aumento de la autoestima. Sin embargo, afirma Balaguer en su estudio, Internet no es la causa, sino la facilitadora de un proceso que puede despertarse dadas las características del entorno. La Red permite la expresión de determinados aspectos latentes, dormidos, patológicamente instalados, que no tenían cabida anterior en otros ámbitos o espacios culturales. En este sentido, considera que Internet “crea” una nueva dimensión adictiva en la medida en que no había anteriormente instrumentos que permitieran ese despliegue. Internet aparta al sujeto de los objetos, sumiéndolo en un mundo narcisista de placer, pero la situación no culmina ahí y muchas veces el camino es de retorno a lo social. La computadora en este caso podría servir como una defensa frente a los “peligros externos”, protegiendo entonces a un yo vulnerable del contacto físico “real” con los otros.

            Las nuevas tecnologías son instrumento usado principalmente de manera lúdica por los jóvenes. En ellos los jóvenes encuentran un espacio para el ocio y la abstracción de su realidad material, sino una zona de confort en la cual encuentra el control y el dominio, que la realidad no les presta. Son los nativos digitales. Las generaciones que incorporan la tecnología a su vida cotidiana. Con ella crean un contexto para la socialización, el entretenimiento, la investigación y una realidad alterna que les permita expresarse y escapar su realidad material.

lunes, 12 de enero de 2015

Los nuevos paradigmas de los medios de comunicación



            El antiguo filósofo griego Heráclito de Éfeso afirmaba que lo único que no cambia es el cambio. Los individuos, las sociedades y por ende los medios de comunicación sufren una transformación constante. Las formas de vida cotidiana y el contexto posmoderno-promotor de la libertad y el individualismo- han reconfigurado la forma de operar de los medios tradicionales, quienes se han tenido que imponer a las notables modificaciones sufridas por la sociedad y la cultura.
            El modelo de la comunicación de masas está en crisis, ya sea por el desarrollo de formas interpersonales y grupales de intercambio o por la aparición de nuevas formas posmasivas de comunicación (Solari, 2008). La comunicación digital (Internet, redes sociales, blog webs, medios digitales) han desplazado a los medios tradicionales, captando mayor atención de los usuarios y debilitando las antiguas audiencias.
            Las audiencias de medios de comunicación de masas, se han transformado en usuarios de producción de contenido. El establecimiento de un carácter libre, activo e individualista en las sociedades contemporáneas, ha beneficiado a las nuevas tecnologías de comunicación, quienes logran adaptarse al perfil de los nuevos sujetos, a los cuales convierte en usuarios.
            Los nuevos paradigmas de la comunicación son explicados brillantemente por José Luis Orihuela, destacando el poder del usuario y el prestigio de los medios. En este ensayo haremos un breve repaso de cada uno.
1.     De audiencia a usuario. El viejo paradigma del telespectador pasivo frente a la pantalla ha llegado a su fin. Los medios de comunicación electrónica le han dado poder al usuario para expresarse y producir contenidos. La opinión pública se manifiesta ahora en las redes sociales y no solo se limita a las urnas o las protestas sociales. La comunidad virtual que existe en el ciberespacio, comienza a tomar auge. Los usuarios se expresan ante los acontecimientos públicos; además de producir contenido de carácter individual como la publicación de fotos, pensamientos o rutinas de vida. La comunidad virtual se expresa con más presencia como nunca antes en la historia.
2.     De medios a contenidos. Los medios ahora son reconocidos por su autoridad en materia de contenidos y no por su capacidad técnica. El prestigio que generan en diferentes géneros como noticas (CNN, FOX NEWS, THE GUARDIAN); culturales (NAT GEO, DISCOVERY CHANNEL); deportes (ESPN, FOX); entretenimiento (TNT, HBO). La capacidad técnica es un factor secundaria al momento de conseguir credibilidad en la audiencia, lo más importante es la autoridad en el contenido.
3.     De Monomedia a Multimedia. La tecnología digital permite la integración de todos los formatos de información (texto, audio, vídeo, gráficos, fotografías, animaciones) en un mismo soporte1.    La red permite que los medios tradicionales multipliquen sus canales de comunicación en su portal digital. Hoy en día, la gran mayoría de medios cuentan con portal de internet.
4.     De periodicidad a tiempo real. La inmediatez de nuestro tiempo y el culto que se le rinde en la era moderna, ha desplazado la periodicidad de los medios tradicionales (diario, semanario, mensual etc.) Los portales de internet informan en tiempo real los acontecimientos, y existe una carrera contra el tiempo, por ser el primer medio en publicar los hechos.
5.     De escasez a abundancia. Las características de los medios electrónicos, han provocado un flujo masivo de información. No quiere decir que en los medios televisivos o impresos no se dé el mismo caso, salvo que mientras los primeros publican constantemente información en tiempo real, los segundos tienen que ser más selectivos con la información que estarán dispuestos a proyectar. Cualquier usuario con deseos de informarse, tiene diversos medios y e información a su alcance para saciar su curiosidad.
6.     De intermediación a desintermediación. El acceso universal a un sistema mundial de publicación, funciona, al margen de los editores de los medios tradicionales.1.    La red permite que los medios tradicionales multipliquen sus canales de comunicación en su portal digital. Hoy en día, la gran mayoría de medios cuentan con portal de internet.
7.     De distribución a acceso. Los usuarios ahora pueden opinar y participar de manera interactiva en los portales de noticias de internet. Las nuevas simetrías emergentes permiten a los medios en línea convertirse en foros y generar comunidades, al tiempo que abren a los propios usuarios la posibilidad y las herramientas para acceder como productores a un espacio comunicativo universal.
8.     De unidireccionalidad a interactividad. Tradicionalmente, los únicos capaces de producir información y contenido eran los medios. Con las nuevas tecnologías de la comunicación, los usuarios ahora tienen poder no solo para expresarse, sino para producir su propio contenido. Los usuarios pueden comunicarse activamente entre ellos y producir contenido como videos, fotos, memes, opiniones y circularlas a través de la red como una opinión pública que se manifiesta en línea.
9.     De lineal a hipertexto. Este nuevo paradigma discursivo tiene la virtualidad de dotar a la escritura y a la lectura de un modelo estructural muy próximo al del pensamiento, que funciona por procesos asociativos y no de modo lineal. Precisamente el nacimiento del hipertexto fue motivado por la necesidad de disponer de sistemas de almacenamiento y recuperación de información que funcionaran de modo análogo al pensamiento humano.

10.                        De información a conocimiento. La superabundancia de información característica de la era digital, revela la importancia estratégica de los medios como gestores sociales del conocimiento. El análisis profesional de la información y su transformación en conocimiento se convierte en el nuevo vector de la actividad mediática.

martes, 6 de enero de 2015

John Maynard Keynes, el salvador del capitalismo




           Es sorprendente que alguien que condenaba el egoísmo como motor del comercio económico haya multiplicado su fortuna a través de especulaciones, gracias a las cuales pudo vivir sin preocupación alguna. ¿Pero quién no tiene contradicciones? Acaso sea justamente por eso que John Maynard Keynes pudo analizar las contradicciones del capitalismo, basándose en las propias, para luego desarrollar un instrumental que permitiera hacer funcionar mejor al sistema.
            El factor desencadenante de la eficaz teoría de Keynes fue un hecho pavoroso: la depresión económica de los años treinta había dejado a millones de personas sin trabajo, y debido a esto en diversos países de Europa el desempleo alcanzaba el 30%. Era más terrible aun que tanto los gobiernos como los economistas no iniciaran ninguna acción en contra de este proceso sino que siguieran confiando en la autorregulación de los mercados.
            En este breve ensayo analizaremos las políticas Keynesianas que salvaron al mundo y a los Estados Unidos de la gran depresión.

Teoría marginalista

La teoría marginalista, surgida a mediado del siglo XIX, afirmaba, entre otras cosas, que el desempleo era voluntario o involuntario. El desempleo voluntario se debía a dos cosas: el primero era el tiempo que tardaba un trabajador en trasladarse de un empleo a otro; y el segundo radicaba en el tiempo de preparación que pasaban los jóvenes en las universidades antes de que estuvieran aptos de encontrar un empleo. El empleo voluntario hacía mención a la libre elección de los trabajadores a al ocio por encima del trabajo o por otra forma, era provocado por las trabas de las relaciones sociales de producción como el salario mínimo o los acuerdos contractuales por poner un par de ejemplos.
            Si el Estado o los sindicatos no intervinieran en la economía, los salarios pudieran bajar tanto que el desempleo pudiera desaparecer de manera absoluta, ya que los  dueños de negocios tuvieran la solvencia suficiente para contratar más personal.
            Keynes refuto esta tesis de la escuela marginalista. Alcanzo a apreciar que el desempleo se podía volver permanente y no solo temporal. A salarios más bajos, los trabajadores tampoco consiguen empleo ya que ante el poco dinero que recibiría la clase trabajadora, la demanda sería insuficiente y por ende las empresas no conseguirían el ingreso necesario para emplear tanto personal. 

La demanda efectiva

            Según los marginalitas, el motor que da movimiento al sistema, se encuentra en la oferta de bienes de la economía, en la producción que se realiza en las fábricas. La ley de Sey dice “Toda oferta crea su propia demanda”. En el mercado siempre habrá demanda para los bienes que se producen. Cada bien producido encontrara su respectivo consumidor.
            Keynes va a refutar la ley  de Sey concluyendo que “es la demanda la que crea la oferta”. No es cierto que los bienes producidos encontraran siempre quien quiera comprarlos. Son las demandas de los consumidores las que determinaran los tipos de bienes que se deben producir en el mercado.
            El consumidor es el que tiene el poder de discriminación sobre los bienes que se ofrecen en el mercado en pleno usos de sus capacidades adquisitivas. La oferta del mercado se regirá por la demanda de los consumidores.

Oferta y demanda del capital

            La demanda de bienes que produce una economía se da por dos razones: el consumo y la inversión. El sueldo de los trabajadores y las ganancias de los empresarios les permiten consumir bienes para satisfacer sus necesidades y deseos. Parte de los ingresos que reciben las familias es reservado al ahorro. La otra parte que es destinado al consumo se denomina Propensión a consumir.
            La relación entre ingreso y propensión al consumo es inversamente proporcional, ya que a mayor ingreso, es mayor la cantidad que se reserva para el ahorro. La ecuación concluye en que a mayor ingreso menor propensión al consumo. En las sociedades más desiguales existe una menor propensión al consumo, puesto que las clases privilegiadas concentrar una mayor parte de la fortuna.
            El segundo factor de la demanda es la inversión. Los empresarios demandan bienes de inversión para poder seguir produciendo bienes de consumo para el mercado. Cuando los empresarios prevén que la economía no marchara al ritmo deseado, dejan de invertir en bienes de inversión. Como consecuencia la producción y los salarios bajan, y se reduce el personal. Keynes llamara a esto “los espíritus animales de los empresarios”.
            Keynes afirma que si el Estado no interviene estimulando la demanda en tiempos de crisis, el mercado no podrá producir el equilibrio deseado y por ende caería en el colapso. El Estado debe velar por la estabilidad macroeconómica, inyectando gasto público para que genere la demanda suficiente para librar la crisis.

El Estado y su rol central como impulsor de la demanda

            El Estado dispone de dos herramientas para estimular la demanda: la política fiscal y monetaria. La primera se basa en el manejo de gasto público y de impuestos. Con inversión en obras públicas e infraestructura, el Estado aumenta el componente de inversión, complementando la inversión privada. Así, los trabajadores contratados disponen de ingreso para el consumo. Es en tiempos de crisis cuando la inversión pública debe salvar la nave y no dejar caer la economía. Se debe aumentar el gasto público, reducir impuestos, reducir el desempleo y aumentar salarios hasta que la economía regenere su situación normal.
            Los empresarios no solo calculan la rentabilidad que les generara la compra de maquinaria e inversiones, también lo hacen comprando sus ganancias con la tasa de interés. Esto tiene que ver con la segunda herramienta del Estado sobre la estimulación de la demanda, que es, la política monetaria. A mayor tasa de interés es mayor la inversión a plazo fijo que genera ganancias a los inversionistas, pero esta, a su vez y en contraparte, ahuyenta la inversión productiva, puesto que el costo de un crédito para que los empresarios modernicen su capital productivo, no sería factible.
            Para alentar la reducción de la tasa de interés, aumentar la inversión productiva y con ella, la demanda efectiva y el empleo; Keynes propone que el Estado promueva una política monetaria expansiva. Mediante la emisión de billetes y monedas, y  su inyección en la economía, el Estado logra reducir la tasa de interés. Si hay mucho dinero en la economía, el precio de ese dinero, es decir, la tasa de interés, tiende a caer. Una taza de interés baja, estimulara a los empresarios a endeudarse con los bancos e invertir, lo que aumentara la producción, la demanda efectiva y el empleo.



            

sábado, 3 de enero de 2015

La lógica del entretenimiento y la creación del Homo ludens



          Los seres humanos buscamos de manera instintiva el placer, el goce y la comodidad. El uso del tiempo libre es siempre a favor del ocio y el entretenimiento. Todo aquello que nos causa entretenimiento, lo reproducimos en nuestras vidas hasta el momento en que deja de cumplir esa función. Nunca antes en la historia de la humanidad, habían existido tan diversas formas de entretenimiento. “Una infatigable tendencia compulsiva a la diversión cubre con su manto todos los lugares de la socialización mediática” (Abruzzese y Miconi, 2002).
 Los medios de comunicación y las industrias culturales parecen haber determinado que su función en la vida es la lucha contra el aburrimiento. La sociedad moderna le rinde culto exacerbado al entretenimiento. La cultura hedonista que rige nuestra época, nos incita a la obtención del placer como objetivo o finalidad de la vida. Los propósitos y las metas a perseguir en nuestra vida son segundo término después de la constante búsqueda del placer. Mientras el placer este siempre presente, lo demás, es lo de menos. Incluso nuestras metas y responsabilidades las trazamos en base los principios hedonista, puesto que esperamos placer a cambio del cumplimiento de estas; aunque eso sea parte de la naturaleza del hombre.
El entretenimiento sirve para llenar el vacío de sujeto en nuestras sociedades. Nos propone seducción, conformidad, afectos. Su lógica es asumir la vida en sí misma como un mecanismo de entretenimiento. No debe existir espacio para el aburrimiento que genera la cotidianidad de nuestras vidas, y el aburrimiento debe cubrir ese tiempo de nuestras vidas.
Como lo mencione al principio del texto, la herramienta fundadora de esta lógica son los medios de comunicación. Las culturas mediáticas nos proponen vivir la vida como una película, en la cual cada uno puede ser la estrella porque supuestamente el entretenimiento es el propósito de la vida, la felicidad del sujeto (Rincón, 2006).  Para esto debemos vivir intensamente emocionados, sintiéndonos dueños de nuestras formas de entretenimiento, viviendo activamente en las culturas mediáticas con la sensación de convertirnos en cualquier momento en celebridades.
Las culturas mediáticas operan bajo el orden de la espectacularización de la vida y de la realidad. De esta manera Las estéticas mediáticas los mundos de la vida desde la lógica del entretenimiento al proponer goces, afectos, historias para encantar el tedio de una sociedad llena de racionalidades productivas (Rincón, 2006)
 El glamour, la imagen, las buenas formas y todo aquello que pueda impresionar nuestros sentidos y marcar una tendencia, son bienvenidos. El reclutamiento de los productos y las formas de contenido mediático se basa en todo aquello que pueda caber en el gusto del grueso de la audiencia; del hombre masa.
Las estéticas mediáticas basan su éxito en la apuesta al gusto común y generalizado. Un contenido de fácil comprensión que pueda distraer y encantar a una gran parte de la audiencia. La audiencia exige un contenido que carezca de información compleja, ya que en ese momento, su finalidad es entretenerse y pasar un rato ameno que los distraiga de los problemas de la vida diaria y la el esfuerzo físico o intelectual que realizan en sus trabajos y obligaciones.
El entretenimiento es, entonces, la celebración de la ligereza, del lenguaje envolvente destinado a manifestar su superficie lúdica, mundana, estética y fetichista (Abruzzese y Miconi, 2002). La lógica del entretenimiento es posible de comprender por oposición al arte y a lo culto (Gabler, 2000) 
Esta nueva civilización mediática-basada en la lógica del entretenimiento- está creando un nuevo sujeto de características frívolas que solo busca comodidad, placer y entretenimiento sin requerir  mucho esfuerzo. “La comunicación mediática está inventando su propio mundo de la vida- entretenido y efímero- y su propio sujeto cultural- individualista y exhibicionista (Gabler, 2000).
 Este imperio del entretenimiento, mirado críticamente, ha producido un individuo bien extraño: “superficial, excitable y al mismo tiempo amorfo; indiferente al valor de la memoria humanista. Es incluso un nuevo tipo  antropológico. Ignorante, poco reflexivo e inculto. Arrastrado por los remolinos del entretenimiento y por eso mismo distraído de la urgencia de los problemas sociales. Pasivo pero también frívolo, obtuso, atraído por los asuntos mundanos, por la apariencia, por el esplendor fácil del flujo catódico. Es el homo ludens (Abruezze y Miconi, 2002).  

El homo ludens es el ser de nuestro tiempo. Ese creado por las culturas mediáticas. Su nuevo sujeto cultural, pero de igual forma y repercusión, el nuevo ciudadano del siglo XXI y el nuevo ejemplar de nuestra especie en la era capitalista. Un sujeto que cuya sensibilidad y raciocinio solo le alcanzan para aprecia la cultura light. Se siente atraído únicamente por aquello que le genera placer y facilidad de comprensión. Deja de lado lo abstracto por lo concreto y solo reacciona la novedad y el estímulo. Encuentra en el placer y el entretenimiento, el propósito fundamental de su existencia.

viernes, 2 de enero de 2015

Siglo XXI ¿La era de las amistades falsas?



        

            A las nuevas generaciones de nuestro tiempo se caracterizan (entre otras cosas) por el ego y el individualismo. Como la llama el escritor Mario Vargas Llosa, vivimos en la “Civilización del espectáculo”. Nos gusta exhibir ante los demás cuan grandiosas son nuestras vidas y sobre todo cuan fascinantes y atractivas somos como personas. Vendemos una imagen ideal de nosotros mismos, proyectando cuan atractivos, felices y divertimos somos para caer en el gusto y en la admiración de los demás. En esencia le rendimos un culto a la personalidad a través de redes sociales.
            El ego que se transpira entre los sujetos que vivimos hoy en día, donde todo gira a nuestro alrededor y a la grandeza de nuestra personalidad, van recíprocamente de la mano con el valor del individualismo. No sé si este es derivado del ego o el ego producto del carácter tan individualista y tan poco solidario que tenemos hacia los demás. Sea como sea, es un hecho que nos gusta seguir nuestro camino y las causas de los demás nos son cada vez más indiferentes. El sentido de comunidad pierde terreno ante la búsqueda del culto rendido a los valores del individuo como sujeto libre y con derecho de tener su propia forma de pensar, actuar y elegir sin importar la opinión de los demás.
            Los seres humanos nos preocupamos cada vez más por nuestras propias causas y menos por la de los demás. En resumen somos egoístas. Nos gusta vender la idea de que nuestra vida es genial, tanto o más que la de los demás. Nosotros somos los protagonistas de la película de nuestras vidas y los demás simples extras.
            Estos antivalores con los que nuestra sociedad se desenvuelve en la cotidianidad, generan diferentes tipos de relaciones entre los sujetos. Cada vez es más difícil hacer amistades sinceras y duraderas. Una maestra del bachillerato me dijo que solo podía contar con los dedos de una sola mano a mis verdaderos amigos. Lamentablemente, la realidad de nuestro contexto le da la razón.
            Aristóteles, curiosamente el fundador de la lógica occidental, pensaba que la amistad se daba cuando personas benévolas que le desean el bien del amigo, por el amigo mismo. Cuando esta benevolencia es correspondida, entonces había una amistad. Existen muchas personas que en medio de rituales sociales (despedidas, año nuevo, cumpleaños) nos desean lo mejor para nuestras vidas. Lamentablemente, tal deseo obedece más a buenos modales y formalismos sociales que a un ferviente deseo que a la persona le vaya bien.
            El ideal de amistad que Aristóteles propone es aquel en el que los logros del amigo generen una genuina alegría en nosotros por motivo de su éxito y no por haber obtenido un beneficio. Tal requisito parece que se esfuma con el pasar del tiempo en nuestra civilización. Existe una competencia, incluso entre los amigos, por demostrar quien tiene más éxito,  ropa, belleza, estilo de vida etc. Le deseamos gloria a nuestros amigos, pero tampoco como para que opaque la nuestra.
            Por otro lado, Aristóteles decía que a los que son amigos por interés, el cariño obedece al propio bien de ellos, y a los que son por el placer a su propio gusto, y no por la forma de ser del amigo, sino porque le es útil o agradable.  Este principio es el que más parece predominar en nuestra sociedad actual. Las amigos permanecen juntos siempre y cuando existan causas o proyectos en común; o simpatía entre ambos. Los requisitos para valorar una amistad se basan en que tan útil o agradable resulte el amigo.
            En este caso, cuando ya no se son agradables o útiles, los amigos dejan de quererse. Es por eso que hoy en día es muy difícil encontrar amistades que perduren para toda una vida. El afecto esta mediado por la delgada línea de la utilidad y la simpatía; una línea que puede romperse con el paso del tiempo o con cualquier sacudida.  
            La amistad perfecta es la de los hombres buenos y semejantes en virtud; porque estos desean el bien el uno del otro por ser ellos buenos, y son buenos en sí mismos. Los buenos son buenos en lo absoluto y bueno para el amigo. Los buenos son útiles y agradables no solo en lo absoluto, sino para el amigo.
Debemos rodearnos de amigos que quieran lo mejor para nosotros en todo momento. Que sean tan buenos como para que quieran estar con nosotros no solo cuando les seamos útiles y tan tolerantes como para seguir a nuestro lado aun en los momentos que podamos ser desagradables. La verdadera amistad debe ser tolerante y no poner demasiadas condiciones.
La amistad es la atracción espontánea y el afecto sincero. El interés y el placer no deben ser valores condicionantes de una amistad; la tolerancia y la solidaridad sí. Como dice Aristóteles, un amigo es un alma en dos cuerpos y un corazón en dos almas.