viernes, 2 de octubre de 2015

El papa Francisco desafíando al imperio


            Es cierto. No soy católico. No soy creyente de su fe ni simpatizante de la iglesia como institución. Aun así, no puedo andar por la vida ignorando el enorme poder de un hombre que representa a más de mil doscientos millones de seguidores en el mundo. Siguiendo esta lógica, es un hecho que el papa Francisco es uno de los hombres más influyentes en el mundo, no solo por el cargo que representa sino por su carisma, sencillez y lo innovador que resulta el ser el primer papa latino de la historia.
            En la escena política Internacional, son pocos los gobiernos y líderes mundiales que critican abiertamente las políticas del gobierno Americano. Se necesita aún más valor para hacerlo cuando la crítica se hace de manera directa, en su propia cancha y siendo invitado de honor.
            El papa Francisco concluyo el fin de semana pasado su primera visita a los Estados Unidos. Su visita generaba muchas expectativas. Sus posturas en contra del sistema económico, el daño ambiental, las armas nucleares y la pena de muerte le valieron críticas de la ultraderecha que lo acusaron de comunista.
            Aun así, un sector importante de la sociedad norteamericana esperaba con ilusión la visita del papa. La gente está harta de los políticos tradicionales, y Francisco representa un discurso alternativo.
            Más allá de las críticas, las causas y los argumentos de Francisco son justos y sin tintes personales. El problema es que el gobierno al que visitaba es el que resultaba más salpicado. Es un hecho que el papa tiene una tendencia izquierdista. Sus posturas son humanas, sensibles y además congruentes. La justicia, la igualdad, la paz y el desarrollo sustentable son las banderas de su discurso. Los elementos perfectos para vestir una ideología que busca el bien común.
            Las expectativas eran grandes. Francisco daría grandes discursos, destacaban uno en la sede de la ONU y otro en el Congreso de los Estados Unidos. ¿Qué les diría? ¿Qué impacto tendría su mensaje y que reacciones generaría? ¿Se animaría a ser tan crítico como en ocasiones anteriores o suavizaría sus palabras? ¿Pediría perdón a los familiares de las víctimas de abusos sexuales?
            El papa sabe que su buen prestigio ante la comunidad Internacional lo legitiman como uno de los pocos líderes mundiales como referente para entender los grandes problemas políticos y morales que enfrenta la humanidad. Es un referente mundial de la moral y la paz. Tal poder no debe desperdiciarlo en hablar  trivialidades, y una visita a las naciones unidas y al congreso estadounidense, era la oportunidad para denunciar y concientizar sobre los males que aquejan a nuestro planeta.
            Francisco no llego al suelo del imperio con un discurso incendiario. Diplomático y conocedor de las buenas formas para llegar a acuerdos, suavizo sus palabras sin que estas perdieran la esencia del mensaje. Cuida las formas para poder llegar al fondo. No dejo de denunciar los grandes problemas mundiales- de los cuales Estados Unidos su dosis de responsabilidad- de manera elocuente y firme.  El tráfico de armas, el capitalismo salvaje, la exclusión, el daño al medio ambiente, entre otros tópicos de interés mundial. Analicemos aquí algunas de sus frases más relevantes durante su visita.
1-    "Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior. Copiar el odio y la violencia del tirano y del asesino es la mejor manera de ocupar su lugar".
Estados Unidos es un país con una enorme tradición bélica. Lidera el gasto militar mundial con una inversión de 610.000 millones de dólares, triplicando así el presupuesto de China y siendo siete veces mayor que el de Rusia. Aunado a esto, las políticas intervencionistas en otros países que han desatado muertes, desplazados y crisis de refugiados en otras regiones del mundo, todo por sentirse como la nación de que debe interceder por la paz y jugar a que son la policía del mundo.
2-    "Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros".
Las recientes declaraciones de Donald Trump en contra de los migrantes y su estigmatización como delincuentes y violadores, han generado una reacción de indignación ante la propagación del racismo, la xenofobia y la discriminación.
3-    "Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la II Guerra Mundial".
La intervención de La OTAN en Siria ha causado enormes costos sociales. Europa terminara recibiendo solo este año a más de 800 mil refugiados de la guerra de Siria. El conflicto en total ya suma cuatro años y las consecuencias han sido catastróficas: 230 mil vidas se han perdido y 12 millones de personas se han desplazado. Estamos viviendo la mayor crisis de refugiados desde la segunda guerra mundial, y lo peor es que apenas comienza.
4-    "¿Por qué las armas letales son vendidas a aquellos que pretenden infligir un sufrimiento indecible sobre los individuos y la sociedad? Tristemente, la respuesta, que todos conocemos, es simplemente por dinero; un dinero impregnado de sangre, y muchas veces de sangre inocente. Frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber afrontar el problema y acabar con el tráfico de armas".
El tráfico de armas es el segundo negocio más lucrativo del mundo, después del narcotráfico. El problema radica en la prohibición de la droga como motor estimulante del negocio del narcotráfico y esta a su vez del tráfico de armas. La política económica bélica de Estados Unidos, genera una enorme violencia a nivel mundial, sobretodo en la región de América Latina.
5-     "El cambio climático es un problema que no le podemos dejar a las generaciones futuras. En lo que respecta al cuidado de nuestro hogar, estamos en un momento crítico”.
Estados Unidos es el segundo mayor productor mundial de dióxido de carbono (5.4 mil millones de toneladas métricas) solo por debajo de China.
Francisco también hablo sobre las responsabilidades de la ONU; realizo una tibia crítica al sistema económico mundial; se expresó en contra del aborto, la pena de muerte y prometió castigar a los sacerdotes culpables de abusos sexuales.
El papa se ha visto a sí mismo y consolidado como un mediador político con causas justas y comprometidas con el planeta y la humanidad. Tuvo la valentía de ir a Estados Unidos y denunciarles en su cara sus propios males y como afectan a la humanidad entera. Su rol le hace un enorme bien a la humanidad, falta ver si los líderes mundiales lo acatan o se hacen una vez más los desentendidos.
Es cierto, no soy católico. Pero debo admitir que este papa si me gusta.


lunes, 21 de septiembre de 2015

La crisis moral ante la crisis de migrantes

“Nada de lo que es humano me es indiferente”
Gabriel García Márquez

         


Es en los momentos más críticos, cuando se ve la grandeza de las personas. Siempre he percibido a Europa como un continente muy humanitario. Algunas sociedades se distinguen por su organización, integración, un justo sistema de pensiones, seguro de desempleo, servicio de salud universal, programas de apoyos sociales, altos niveles de seguridad y sobre todo un amplio sentido de los derechos humanos.
         Pero ante la crisis de migrantes provenientes principalmente de Siria y otros países, es imposible sostener las virtudes con las que acabo de describir a este continente.
         La guerra de Siria- apoyada por algunos gobiernos de Europa- cumple ya cuatro años. Las consecuencias han sido catastróficas: 230 mil vidas se han perdido y 12 millones de personas se han desplazado, de las cuales 4.5 millones han cruzado la frontera hacia países vecinos. Turquía acoge a 2 millones de sirios; Líbano a 1.2; Jordania a más de 600 mil; Irak a un cuarto de millón…Y el alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que 400 mil sirios más se preparan para huir hacia la UE este año y otros tantos el próximo. La crisis migratoria no ha hecho más que empezar.
La catástrofe humanitaria se encuentra desde hace tiempo en ebullición. Pero alcanzo dimensiones virales en redes sociales y periódicos de todo el mundo, con la simbólica fotografía de Aylan Kurdi, un niño de tres años que fue encontrado muerto en las costas de Turquía tras el naufragio de la balsa en la que viajaba con sus padres y decenas de refugiados migrantes.
         La fotografía fue catalogada en redes sociales como la imagen de la vergüenza. Este hecho simboliza la tragedia humanitaria que se vive en Siria y que se ha expandido a Europa.
         Esta fotografía tiene que ponernos a pensar muchas cosas. ¿Qué tiene que seguir pasando para que los gobiernos de Europa se comprometan ayudar a los refugiados sirios? ¿Cuántos niños e inocentes más tienen que seguir muriendo en el territorio europeo para sensibilizar a las sociedades y gobiernos de Europa?
         Desde enero, más de 350 mil personas han llegado a la UE  tras cruzar las aguas del mediterráneo y del Egeo; una cifra 60% superior a la de todo 2014, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones. Dos de cada tres migrantes siguen la ruta que va de Turquía a las islas griegas, para después cruzar los Balcanes a pie, tren, autobús-si bien ello supone salir del territorio de la UE-, para alcanzar el corazón de Europa Central-Alemania, Holanda o Bélgica- o seguir a los países escandinavos, tradicionalmente más generosos con quienes solicitan asilo.
         Los refugiados sirios viajan a Europa huyendo del conflicto armado que azota su país. Huyen por su vida, para ponerse a salvo. Huyen por su supervivencia, porque no tiene más a donde ir.
         Lo describe claramente en una entrevista Kinan Masalmeh, un niño de trece años refugiado en una estación de tren en Hungría: “por favor ayuden a los sirios, los sirios necesitan ayuda ahora. Solo paren la guerra, no queremos ir a Europa, solo paren la guerra en Siria”.
                             Kinan Masalmeh "Nosotros no queremos ir a Europa. Solo paren la guerra"
       
  Las condiciones los refugiados sirios deberían avergonzar a los gobiernos y habitantes de los países de Europa. Los migrantes que llegan y viajan los países de Europa del este son inhumanas y aberrantes. Personas viviendo en las playas, en las calles, donde no tienen alimento, agua, ni siquiera donde hacer sus necesidades.
Viajan en balsas inflables de poca calidad, con capacidad máxima de 18 pasajeros, pero meten en ella 40 o 50. Los traficantes de migrantes no los acompañan en sus viajes por la zona de los Balcanes, los abandonan a su suerte solo con algunas instrucciones sobre cómo usar la embarcación. Les importa hacer negocio con ellos, sus vidas no. Ante tal situación no resulta extraño que los naufragios sean constantes en las costas de Turquía y Grecia.
Además de esto, los migrantes tienen que soportar ataques racistas. Residentes de las islas griegas de Kos y Lesbos, se han manifestado públicamente contra ellos con agresiones y amenazas. Les incomoda su presencia porque estropean la actividad turística de esa zona.
Debe ser difícil ser un refugiado sirio. No hicieron la guerra, pero ellos son los principales afectados. Ante sus ojos, han visto cómo sus vidas e ilusiones se han destruido por diferencias e intereses políticos entre los gobiernos de las grandes potencias del mundo. En su huida, han sentido el rechazo y la falta de compasión de sus hermanos europeos, que lejos de conmoverse ante su trágica situación y de verlos como iguales, les impiden viajar, los agreden, les meten el pie para que se tropiecen, los tratan como criminales y no sienten compasión alguna por sus vidas. Lamentan la indiferencia de un mundo que los ha olvidado.
Debe ser difícil ser un refugiado sirio, y sentirse como extraterrestre en su propio planeta.
El destino le puso un reto moral a Europa: ser dignos anfitriones de miles de inocentes refugiados y darles el trato cálido y humano que merece cualquier habitante del mundo. De hacerlo, los europeos darían una gran lección de paz al mundo, y demostraría su gran calidad humana y moral brindando un ejemplo de compasión, solidaridad y  alto sentido de los valores morales que deben regir la conducta de los hombres.
Es cierto, la crisis económica que ha azotado este continente en los últimos años ha golpeado severamente la económica y las oportunidades de gran parte de su población. Su gobierno y su población pueden alegar no estar listos para recibir a los 800 mil migrantes que se esperan terminen de llegar este año. Aun así, no se pueden escudar en ese argumento para tapar la desatención, y el pésimo trato que les han ofrecido a los refugiados del medio oriente, a los que parecen no reconocer como seres humanos dignos de buena atención.
Pero ante tal desafío, ni los gobiernos ni la sociedad civil de Europa han estado a la altura. Salvo Alemania, cuyo gobierno ha aceptado darle cobijo a los migrantes, los gobiernos de los países de Europa del este no le han dado prioridad a este fenómeno. Habiendo intereses más importantes en juego, ¿por qué ayudar a un grupo de migrantes y refugiados que no tienen que comer y dónde dormir? Ese es problema de ellos y la responsabilidad no es nuestra.
La humanidad nuevamente ha caído bastante bajo. Nuestra venda individualista nos impide ver el dolor ajeno. Es el triunfo del egoísmo sobre la solidaridad; de lo frívolo sobre lo relevante; de lo hedónico sobre lo sensible. Nuestra situación ha rebasado nuestra humanidad.
Algo está mal cuando nos preocupa más cuidar la buena imagen ante el turismo, que ver a miles viviendo en la miseria y la desesperanza. Es cuando la crisis de migrantes exhibe nuestra crisis moral.

Posdata.

  En 2012 la Unión Europea gano el premio nobel de la paz. El motivo según los organizadores del galardón fue “por su contribución durante seis décadas al avance de la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa”.

martes, 15 de septiembre de 2015

La crisis de las instituciones de seguridad en México




En los primeros 32 meses de la administración de Peña Nieto se tienen contabilizados 57,410 asesinatos, según el reporte del semanario zeta. Mientras el mismo semanario documento en el sexenio de Calderón 83,191 ejecuciones; el mandato peñanietista proyecta registrar alrededor de 130 mil asesinatos.
         La cifra por demás aterradora no es suficiente para explicar el pobre desempeño de las autoridades de seguridad. A esto, hay que agregarle la masacre de Tlatlaya, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, las matanzas de Tanhuato y Apatzingán; y más reciéntenme la fuga del penal de máxima seguridad de Joaquín Guzmán Loera para demostrar cuan trágica ha sido la situación en materia de seguridad en lo que va de este sexenio.
         Detrás de esta realidad, existe una estrategia fallida de parte de nuestras autoridades. Al inicio del sexenio, se decidió que la Secretaria de Gobernación, absorbiera la Secretaria Federal de Seguridad Publica, para lograr un mayor en control en materia de las operaciones de seguridad nacional. Por lo tanto, su titular, Miguel Ángel Osorio Chong, quedo como el principal responsable de seguridad en México.
         La crisis de seguridad en México, y en las instituciones de seguridad, se debe en gran parte, al mal manejo e incapacidad que Osorio Chong ha demostrado al frente de este cargo. No ha podido trabajar coordinadamente  las demás dependencias de seguridad. Ha tenido fuertes desavenencias con los titulares del ejército, marina y PGR.
         La primera gran discrepancia que tuvo el Secretario de Gobernación, fue cuando se intentó poner en marcha la creación de una Gendarmería Nacional. Osorio Chong no logro entenderse con el Secretario de Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos, y el titular de la Marina Armada de México,  el almirante Vidal Francisco Soberon. Según fuentes publicadas en la revista proceso, estos no estuvieron de acuerdo en recibir mandos de órganos civiles y abandonaron el proyecto para continuar realizando la tarea impuesta desde finales del sexenio de Fox y de Calderón: combatir la delincuencia organizada.
         Más tarde, se presentaría el segundo gran roce entre los titulares de gobernación y del ejército. A principios de año, Osorio Chong anunciaría que el gobierno permitiría la entrada de civiles en las instalaciones de 27 batallón militar, en Iguala, Guerrero, tal y como lo exigían los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Raúl Isidro Burgo.
         La declaración de Osorio Chong provoco la furia del Secretario de Defensa, quien rotundamente negó la entrada de los padres, agentes del gobierno y el grupo Interdisciplinario  de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que a invitación del propio gobierno de Peña Nieto investiga la desaparición de los normalistas.
         Las disyuntivas y el parcial alejamiento del ejército, comprueban que el título que ostenta el Presidente Peña Nieto como Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, es meramente simbólico y no operacional.
         Por si fuera poco, la relación entre gobernación y la titular de la PGR, Arely Gómez, dista de ser la mejor. El primer contrapeso de Gómez es el director en jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Tomas Zerón de Lucio, el hombre de confianza de Peña Nieto para las indagatorias de la procuración de justicia en el Edomex.
         De igual manera fue presidencia quien nombro a Felipe de Jesús Muñoz Vázquez como titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). Muñoz Vázquez es un hombre cercano al ejecutivo, ya que anteriormente trabajo en el mismo puesto que ahora ostenta, pero en el Edomex.
         Está por verse si Zerón y Muñoz Vázquez escucharan más a la titular de la PGR, o en momentos de crisis o situaciones ambiguas, consultaran primero a la presidencia antes de cualquier dar un paso en falso. Y como dice el refrán, el que sirve a dos amos, con uno queda mal.
         Ante la situación crítica que enfrenta el país en materia de seguridad y justicia, las instituciones encargadas no parecen estar en las mejores condiciones de ejercerla. Un gobierno que desobedece a los mandos civiles; una PGR que estrena su sexto titular en menos en menos de diez años; un gobierno en que sus instituciones de seguridad se han visto implicadas  en matanzas y constantes violaciones a los derechos humanos; y ante todo, un Secretario de Gobernación que ha mostrado su torpeza en muchas ocasiones, y que ante la crisis, no ha sabido articular a las fuerzas castrenses y a la PGR, para que junto a las fuerzas policiacas trabajen de la mano para brindar seguridad y justicia a los ciudadanos.
         El tiempo corre y las autoridades no se ponen de acuerdo. Y ya van 57,410 muertos.


        


miércoles, 25 de febrero de 2015

La ilustración, la reacción conservadora y la fundación de la Sociología en Francia



           Francia es un país que a lo largo de la historia se ha destacado por el dominio. No solo la guerra, las invasiones o el futbol son los causantes de un constante protagonismo. La producción científica y cultural, han impulsado a esta nación a ocupar un sitio destacado entre las potencias del mundo. Cuna de grandes filósofos y escritores, la tradición humanística francesa ha marcado la vida intelectual de la humanidad. Sus movimientos artísticos e intelectuales han cambiado el rumbo de la historia de las humanidades por su potente influencia y aceptación a través del globo.
            La ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo (especialmente en Francia e Inglaterra) que se desarrolló desde finales del siglo XVII hasta el inicio de la revolución francesa. Se desarrollaron notablemente el pensamiento intelectual y filosófico. Los pensadores más importantes asociados con la ilustración son los filósofos franceses Charles Montesquieu (1689-1755) y Jean Jacques Rousseau (1712- 1778). Sin embargo, la influencia de la ilustración en la teoría sociológica fue más indirecta y negativa que directa y positiva. Como ha señalado Irving Zeitlin “La sociología se desarrolló inicialmente como una reacción a la ilustración”.
            Después de todo, los pensadores vinculados a la Ilustración estuvieron influidos por dos corrientes intelectuales: la filosofía y la ciencia del siglo XVII. La filosofía del siglo XVII estaba asociada a la obra de pensadores tales como René Descartes, Thomas Hobbes y John Locke. El cambio de paradigma que genero la Ilustración a la filosofía del siglo XVII fue combinar la investigación empírica con la razón. Anteriormente solo se buscaba de teorías generales y altamente abstractas que tuvieran un sentido racional, pero sin verificar científicamente sus ideas en el mundo real.
            En general, la Ilustración se caracterizó por la creencia de que las personas podían comprender y controlar el universo mediante la razón y la investigación empírica. Pensaban que del mismo modo el mundo físico se regía de acuerdo con leyes naturales, era probable que el mundo social también tuviera sus propias leyes. Por tanto, mediante el empleo de la razón y la investigación científica, al filósofo atañía descubrir leyes sociales.
            Como hacía hincapié en la importancia de la razón, los filósofos de la Ilustración tendían a rechazar las creencias en la autoridad tradicional. Cuando estos pensadores examinaban los valores y las instituciones tradicionales, solían encontrarlas irracionales, es decir, opuestas a la naturaleza humana e inhibidoras del desarrollo y crecimiento humano. La misión de los filósofos de la Ilustración era superar estos sistemas irracionales.

Reacción conservadora a la Ilustración.

            Los nuevos paradigmas de pensamientos surgidos de la Ilustración incomodaron a los sectores más conservadores de la sociedad. La reacción conservadora no se hizo esperar. La forma más extrema que adopto la oposición a las ideas de la Ilustración fue la filosofía contrarrevolucionaria católica francesa representada fundamentalmente por las ideas de Louis de Bonald (1754-1840) y Joseph de Maistre (1753-1821). Estos hombres reaccionaron no solo contra la Ilustración, sino también contra la Revolución Francesa, a la que consideraban como parte de un producto del pensamiento característico de la Ilustración.
            Los críticos de la Ilustración mostraban especial disgusto por los cambios Revolucionarios y recomendaban un regreso a la paz y armonía de la Edad Media. Consideraban a dios la fuente de la sociedad, por lo que la razón, de suma importancia para los filósofos de la Ilustración, era considerada inferior a todas las creencias religiosas tradicionales. Al ser el creador de la vida, de los humanos y de la sociedad, dios ocupaba un lugar omnipotente en la realidad y los humanos no podían caer en la insolencia de manipularla con el uso de la razón como algo superior a lo sagrado.
            Para la reacción conservadora la sociedad era la unidad de análisis más importante; se le confería más importancia que al individuo. Era la sociedad la que formaba al individuo. La sociedad se componía de elementos tales como roles, posiciones, relaciones, estructuras e instituciones. Los individuos ni siquiera eran considerados como los protagonistas de esas unidades de la sociedad.
            Como se creía que las partes de una sociedad estaban interrelacionadas y eran interdependientes, manipular una de ellas podía conducir a la destrucción de las otras partes y, consecuentemente, del sistema en su conjunto. Por esta razón, la introducción de cambios en el sistema social debía realizarse con suma precaución. Estos temidos cambios daban lugar a una sociedad más racional, pero el conservadurismo llevaba a reconocer la importancia de los factores no racionales (el ritual, la ceremonia, el culto) de la vida social.
            La tendencia general era creer que los diversos componentes de la sociedad eran útiles tanto para la sociedad como para el individuo. En consecuencia, apenas existía el deseo de reflexionar acerca de los efectos negativos de las estructuras y las instituciones sociales existentes.

            Estas características que resumen la reacción conservadora de la Ilustración deben considerarse como la base intelectual más inmediata del desarrollo de la teoría sociológica en Francia. Muchas de estas ideas penetraron profundamente en el pensamiento sociológico temprano, aunque algunas ideas de Ilustración (el empirismo, por ejemplo) también terminaron ejerciendo gran influencia.

sábado, 7 de febrero de 2015

América latina ante la globalización



          América latina posee la nada honorable distinción como la región más desigual del mundo. Tras 200 años de su independencia, nuestra situación no mejora, y representa todavía un fracaso en el nivel económico y una gran decepción en el aspecto político. La pobreza, la exclusión, la falta de educación y el dominio de un imperio no han podido ser contrarrestadas por la apertura comercial, alternancia política ni por la hegemonía del clero católico.
            La región se ha rezagado en ser productora principalmente de productos primarios con poco valor agregado. La falta de innovación y producción científica  y tecnológica en la región, la tienen estancada en el tercer mundo. El arribo de la globalización, no ha parecido ser el antídoto correcto para la miseria y el rezago. Nuevos líderes políticos de izquierda han surgido en los diferentes países de la región, y a través de sus políticas han decidido ponerle freno a un fenómeno que acusan de depredador, hegemónico y dirigido por los grandes centros financieros del mundo (FMI, BM, OEA etc.).
            Hay elementos para concebir la globalización como una oportunidad para un desarrollo más equilibrado para los países tercermundistas. Resucitar el modelo cerrado Estado-Nación resulta inviable; sobre todo a estas alturas de nuestra historia. Pero también es necesario analizar las contrapartes de una globalización mal encausada y desatada a las fuerzas de un libre mercado generador de mayor concentración y desigualdad.
            La globalización es la forma más salvaje de capitalismo que lleva la mundialización principalmente en beneficio de las corporaciones multinacionales. El poder financiero se ha posicionado por encima del poder político y social. Ahora el mercado gobierna y el gobierno gestiona.
            En nuestras sociedades desorientadas. Según una reciente encuesta de opinión, el 64% de las personas interrogadas estimaba “que son los mercados financieros los que tienen más poder hoy en Francia”, por delante de los “políticos” (52%) y de los “medios de comunicación” (50%) (Ramonet, 2004).
            El poder político ha favorecido durante los últimos dos decenios al libre flujo de capitales y a privatizaciones masivas. El Estado se desentiende sus funciones sociales y deja en manos de la iniciativa privada responsabilidades como la salud, educación, trabajo, empleo, inversiones, jubilación, pensiones, cultura y protección del medio ambiente. Por tal motivo, según la más reciente cifra del Banco Mundial, de las doscientas primeras economías del mundo, más de la mitad no son países sino empresas.
            En los años setenta el número de sociedades multinacionales no pasaba de unos centenares; hoy sobrepasa las 40.000. Y si se considera la cifra de negocios global de las 200 principales empresas del planeta, su monto representa más de un cuarto de la actividad económica mundial; sin embargo, estas 200 firmas emplean menos del 0.75% de la mano de obra planetaria (Romanet, 2004).      
            La globalización es la expansión ideológica de la apertura financiera y el libre mercado y con esto, la inserción forzada de las sociedades en el proceso homogeneizador del capital. Es la estandarización mundial de la idea de que el mercado por si solo solucionara todos los problemas de las clases sociales y distribuirá con equidad las ganancias producidas por la economía real.
            En nuestro planeta la quinta parte más rica de la población dispone del 80% de los recursos, mientras que la quinta más pobre solo dispone de menos del 0.5%.
            Optamos aquí por la tesis de Emilio Maspero (AUNA, 1999) al distinguir la globalización y mundialización. “El neoliberalismo que está en la base doctrinal de la globalización, ha demostrado con creces que tiene una dinámica perversa, ya que su aplicación práctica inevitablemente concentra y excluye, generando una especie de darwinismo social implacable y que ahora impacta toda la humanidad. Una muestra de la hiperconcentración de la riqueza y de las finanzas la hizo el informe de PNDU… (De la ONU, del año 1997), cuando demostró que unos  358 individuos disponen de más recursos que casi la mitad de la población del mundo” (Maspero, AUNA, 1999).
            El enriquecimiento de una clase dominante es lo que impulsa a la globalización a expandirse a nivel mundial. Nunca los dueños del planeta han sido tan pocos ni tan poderosos. Estos grupos están situados en la triada- USA, Europa y Japón-, y la mitad de ellos está radicado en Estados Unidos. Dueños de grandes firmas multinacionales, corporaciones e instituciones financieras mundiales, revitalizan el fenómeno globalizador a costa de su beneficio. Como si el crecimiento de empresarios y comerciantes fuera a traer de manera automática el mejoramiento de nivel de vida a la población en general. La respuesta a los problemas sociales se deja a la mano invisible del mercado, mientras que se sigue consolidando el núcleo de la tripolaridad geoeconómica mundial, que se reparte el 71.9% del producto grupo global del planeta: La unión Europea (29.3%), Estados Unidos (25.2%) y Japón (17.4%), según datos del financial times (2-IX-1989).
            México es un claro ejemplo de como la globalización ha estimulado la concentración de la riqueza y la desigualdad. En 1994 el número de mexicanos supermillonarios según la revista Forbes era de 24. Esto refleja un crecimiento geométrico si se considera que en 1991 figuraron únicamente dos, al año siguiente esa cifra se elevó a 7 y en 1993 llego a 13, lo que significa en 1994 otros 11 acumularon una riqueza que, en moneda nacional, equivale por lo menos 3 mil 390 millones de nuevos pesos per cápita, al tipo de cambio de ese momento. En la actualidad México ocupa el cuarto sitio entre los países con más multimillonarios, después de Estados Unidos, Alemania y Japón (Monroy M; 1995:27).
            En el caso de los países latinoamericanos, estamos viviendo una profunda crisis económica, política y de valores, de dimensiones tal vez nunca antes vista en la época contemporánea. De esta crisis no está emergiendo un esquema nuevo, liberador de la opresión colonial. La globalización está reforzando la dependencia del modelo neoliberal, que está acentuando las diferencias socioeconómicas.
            Las consecuencias de este modelo neoliberal las estamos experimentando con claridad. La población latinoamericana contenía en 1993 un 32% de hombres y mujeres en la pobreza, según el SELA. De esa población, un 10% se encuentra en desempleo abierto y cerca de un 50% de la población económicamente se encuentra en el subempleo.         
            La situación está muy lejos de resolverse bajo la perspectiva de este modelo, aunque existen logros relativos bajo el compromiso de la Declaración del Milenio de abatir la pobreza al 50% en 2015. Simplemente los 196 millones de latinoamericanos que viven en la pobreza (con ingresos inferiores a los 60 dólares mensuales, de entre los cuales hay 94 millones en situación de pobreza extrema) y el eso ingente de una deuda externa alrededor de 530 mil millones de dólares no han encontrado opciones de salida en este modelo; al contrario, en las dos últimas décadas tanto la pobreza de los habitantes como la deuda externa se han incrementado de manera notable, paralelamente al crecimiento de las fortunas de un puñado de millonarios (Medina, 2012).
            Para el 2008, según la CEPAL, el 33.2% de los latinoamericanos Vivian en pobreza (definido como no tener suficientes ingresos para satisfacer sus necesidades básicas), de los cuales el 12.9% se encontraba en situaciones de extrema pobreza; ello quiere decir que uno de cada tres latinoamericanos era pobre, y uno de cada ocho vivía en extrema pobreza (definido como no ser capaz de cubrir sus necesidades nutricionales básicas, aun si gastaran todo su dinero en alimentos) (CEPAL, 2008). Y junto a esto, seriamos la región más desigual del mundo.
            Ante el duro embiste que ha representado el fenómeno de la globalización en América latina, retomamos de nuevo las ideas de Emilio Masero cuando, en el marco necesario de la mundialización, habla de la necesidad de realizar un proyecto propio los latinoamericanos y caribeños que genere una arrolladora dinámica centrípeta. Es necesario que los líderes de la región implementen políticas regionales que sirvan de contrapeso al fenómeno neoliberal. El ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América) es una alternativa que hasta el momento ha sido insuficiente.
            Lo ideal es buscar un proyecto de integración con características latinoamericanas, no subordino al destino manifiesto del Norte. Mientras que el ALCA (Alianza del libre comercio de las Américas) representa la globalización, el otro proyecto es de índole y alcances comunitarios. Solo un proyecto con estas características, que sirva como contra respuesta a las consecuencias que ha traído el neoliberalismo en nuestra región, es la mejor respuesta y propuesta para una inserción activa, creativa con nuestra propia identidad y determinante dentro de un inevitable proceso de interdependencia mundializante.  



viernes, 30 de enero de 2015

La moral y los retos que enfrenta en la era moderna

       
        

        La globalización, el vértigo, el desarrollo de la industria y las tecnologías de la Información y Comunicación son las características que definen con mayor fuerza a la era moderna. La evolución de los procesos de producción y de la técnica, es el paradigma del desarrollo de nuestra civilización hoy en día. La educación humanística ha perdido valor, sobre todo en las sociedades occidentales, cuya fascinación por la evolución industrial y tecnológica, ha dejado de lado el estudio de la ética y la moral.
            Aclaro que no soy un detractor de la evolución tecnológica, pero tampoco dejo de señalar que no siempre es bien encausada. La ciencia sin humanidad, ha crecido proporcionalmente con la innovación. El desarrollo tecnológico desenfrenado ha generado un fenómeno sistemático de guerras, desastres nucleares, destrucción del medio ambiente y diferentes formas de barbarie en las cuales la humanidad se autodestruye y denigra como especie. La función moral es poner freno a la independencia técnica.
            En medio de un momento crítico de su historia, el hombre tiene que reencontrarse de nueva cuenta con los principios morales que fundamentan la existencia. Despegarse aún más de la moral, significa atrofiar continua y exponencialmente la vida entre humanos. La moral tiene que ser moderna porque para nosotros es todavía un modelo. Debemos acudir a ella para que nuestro quehacer existencial pueda generar un mayor bienestar común. La modernidad no consiste en inventar una nueva moral, sino adecuar la moral a los nuevos problemas en forma continua.
            La moral tiene que ver con el hecho de que el hombre es un ser dotado de razón y lenguaje que no solo reflexiona sobe el mundo sino también sobre su accionar. Si bien la reflexión moral debe estar presenta en los quehaceres cotidianos de los hombres, es necesario que cada hombre cree un marco moral que regule y guie sus acciones. Una conciencia moral impedirá que los hombres actúen en base a emociones, impulsos o intereses. Solo con la construcción de un marco ético, nuestra civilización se alejara de las formas más primitivas de existencia entre los hombres que acarrean consigo violencia, discriminación y conflictos.
            Al respecto de esto, el imperativo categórico Kantiano dice que se puede formular un criterio para las acciones morales: el de la posibilidad de generalización. Para saber si una acción es moralmente correcta, tengo que probar que puedo sostener ese principio a lo largo de toda mi vida y que cualquiera en mi lugar lo reconocería. La tesis de este imperativo radica en la generalización del principio moral. El principio no debe ser netamente subjetivo o acorde a los intereses de un individuo. Como vivimos con otros seres humanos, un principio moral debe tener la cualidad de que cualquier individuo pueda entender la objetividad y el razonamiento que lo sustentan.
            La razón es el elemento más importante de la moral. Para el accionar moral es necesario que yo llegue desde la razón y asuma la responsabilidad de responder por ese accionar. La moral tiene menos que ver con la obediencia con la autorreflexión de los hombres acerca de su situación. Cada hombre debe ser educado de acuerdo a ciertos principios morales que regirán su actuar sobre el mundo. Pero de igual manera, cada hombre debe ser creador de su propia moral; una que de acuerdo a su razón le permita coexistir sanamente con otros, generándole a su vez una mejor vida y sin pasar por alto la regla de oro: no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran.
            El seguir únicamente los principios morales heredados por nuestros padres, familiares y amigos de nuestro entorno cercano sin cuestionarlos, los convierte en una conducta aprendida y no como el marco una moral propia. Estoy de acuerdo en que los valores impuestos en nuestro hogar deben obedecerse, más cuando estamos en una temprana edad y  somos francamente dependientes de las atenciones de nuestros padres y adultos. Pero debe llegar un punto en el que cada norma moral establecida en la infancia y adolescencia, debe pasar por el filtro de la autorreflexión y aprobarla según el criterio de nuestra razón. Solo así cada hombre podrá sentirse digno de ser creador de su propia moral. Como una vez dijo Jean Paul Sartre, “el hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”.

            En los tiempos modernos, en donde las nuevas generaciones actúan de manera seducida por el estoicismo, el reconocimiento y la inmediatez; la moral no resulta un tema placentero. La moral se tiene que despegar del egoísmo y la comodidad. No debe ser tan volátil para cambiar según los intereses de cada situación, ni tan hermética como para cerrarse a modificaciones. En un mundo cambiante y pragmático, es normal que la moral esté sujeta a cambios, pero estos deben realizarse bajo las ya mencionadas formas de raciocinio y responder por una vida mejor entre humanos; en donde se vea por la convivencia, la armonía y el respeto a los demás como forjadores de una vida mejor.

jueves, 22 de enero de 2015

El contexto comunicativo y los elementos que lo componen



          La comunicación no es un proceso mecánico ni objetivo. A decir verdad es muy difícil de predecir y de teorizar. La simple y llana lógica no puede explicar la falta de comunicación efectiva y en ocasiones, ni mucho sentido común puede hacer que los interlocutores se conecten y resuelvan sus diferencias de forma pacífica. Basta que un término mal usado o una palabra fuera de lugar jueguen en contra para descomponer la comunicación entre las personas.
            A estos elementos externos que desempeñan un papel determinante a la hora de comunicarnos, lo llamamos contexto comunicativo. Según Berko (1997) el contexto es el conjunto de características de la situación en que la comunicación tiene lugar, entre las que se incluyen el entorno físico y las otras personas presentes.
            Para poder lograr mayor control y conciencia de la forma en que tenemos que comunicarnos, lo primero es identificar el contexto y empezar a desenvolvernos a partir de como él nos lo permita. El espacio físico, la situación y las personas con las que estas terminan por determinar un contexto. Es por eso que no es lo mismo convivir con tus amigos cuando estas en la escuela o en la iglesia que cuando estas en espacios recreativos.
            El contexto también puede cambiar según la situación que lo envuelva. En un equipo deportivo, el contexto varía según si el resultado del partido fue positivo o negativo. Y sobre todo las personas con las que estas. No es lo mismo conversar con tu mejor amigo que hacerlo con la directora de la escuela; o en una reunión familiar, el contexto no es el mismo en la mesa de los niños que en la mesa de los adultos.
            Según Bloom (1970) una producción lingüística utilizada en dos contextos o situaciones distintas transmite respectivamente dos significados distintos, lo cual permite atribuir una mayor riqueza al lenguaje de los sujetos. En síntesis no se trata de lo que digas sino en que momento lo hagas, en qué escenario y ante cuales personas. Cada mensaje es emitido en medio de un contexto, y este tiene el poder de definir su significado.
            Se han establecido múltiples tipologías de contextos, atendiendo a distintos criterios que a su varían en su grado de restricción. De acuerdo con De Vito (1991), el contexto comunicativo tiene por lo menos tres dimensiones que delimitan los correspondientes contextos siguientes: a) físico, o sea, el entorno concreto o espacio físico de comunicación- por ejemplo una habitación-; b) temporal, que abarca el momento diario e histórico de comunicación, además de la secuencia de las unidades comunicativas, y c) socio patológico, es decir, las reglas culturales, el nivel de formalidad de la situación, las relaciones entre los interlocutores incluyendo su posible amistad, etc. Según el autor, las tres dimensiones mencionadas interactúan entre sí.
            El esquema de este autor le añade nuevos factores a la configuración de un contexto. Primeramente: el tiempo. No es lo mismo el contexto creado por dos personas que se frecuentan, a otro en el que dos viejos amigos que tenían año sin verse. En ocasiones la temporalidad crea un contexto sano paras las relaciones. Cuando dos personas tienden a frecuentarse, la relación puede desgastarse o unirse; pero sin duda el contexto no es el mismo que si no lo hicieran.
            El otro factor adicional es más determinante, y que por tanto no debe ignorarse: el socio patológico. La cultura o los valores que definen a una sociedad, situación o cualquier grupo humano marcaran la pauta sobre las formas de comunicarse. Un comentario o una acción pueden ir en contra de las normas culturales o simplemente estar fuera de situación. Una broma de humor negro en una reunión formal puede ser muy desagradable.
            Otro criterio de clasificación pone énfasis en el significado que los distintos tipos de contexto conjuntamente permiten atribuir  al mensaje (Gross, 1995). De este modo se distingue entre: a) contexto de la frase, en la que se ubican las palabras; b) contexto conversacional, al que se remiten las frases, y c) contexto social, centrado en el espacio físico y los motivos de comunicación. Por consiguiente, el termino contexto se refiere tanto a los atributos lingüísticos como a los no lingüísticos de la situación comunicativa (Snyder, 1981).
            Las palabras emitidas y la forma en que se expresan son otro complemente del contexto. Podemos decir que algunos contextos se crean a partir de las palabras que sus interlocutores utilizan. El lenguaje de una persona forma, crea un contexto formal; mientras que el de un vago, crea un contexto vulgar. Las conversaciones pueden también cambiar el contexto de una reunión social. Un grupo de amigos puede iniciar con un tema de conversación serio y después pasar a contar bromas o anécdotas. El contexto cambia a raíz de la conversación.  
            Sin duda el contexto pesa mucho en nuestra manera de convivir y de comunicarnos. Está presente en cada momento, en cada lugar, con cualquier persona y en cualquier charla. Es imposible escapar de él. Un contexto es lo que determina si una persona se siente cómoda o no. Seduce o espanta, pero nunca deja de estar presente. Es probable que la mayoría de las personas ignoren los elementos contextuales que aquí acabamos de analizar; pero los ignoremos o no, es un hecho que no dejan de influir en la cotidianidad de nuestras vidas.