martes, 15 de septiembre de 2015

La crisis de las instituciones de seguridad en México




En los primeros 32 meses de la administración de Peña Nieto se tienen contabilizados 57,410 asesinatos, según el reporte del semanario zeta. Mientras el mismo semanario documento en el sexenio de Calderón 83,191 ejecuciones; el mandato peñanietista proyecta registrar alrededor de 130 mil asesinatos.
         La cifra por demás aterradora no es suficiente para explicar el pobre desempeño de las autoridades de seguridad. A esto, hay que agregarle la masacre de Tlatlaya, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, las matanzas de Tanhuato y Apatzingán; y más reciéntenme la fuga del penal de máxima seguridad de Joaquín Guzmán Loera para demostrar cuan trágica ha sido la situación en materia de seguridad en lo que va de este sexenio.
         Detrás de esta realidad, existe una estrategia fallida de parte de nuestras autoridades. Al inicio del sexenio, se decidió que la Secretaria de Gobernación, absorbiera la Secretaria Federal de Seguridad Publica, para lograr un mayor en control en materia de las operaciones de seguridad nacional. Por lo tanto, su titular, Miguel Ángel Osorio Chong, quedo como el principal responsable de seguridad en México.
         La crisis de seguridad en México, y en las instituciones de seguridad, se debe en gran parte, al mal manejo e incapacidad que Osorio Chong ha demostrado al frente de este cargo. No ha podido trabajar coordinadamente  las demás dependencias de seguridad. Ha tenido fuertes desavenencias con los titulares del ejército, marina y PGR.
         La primera gran discrepancia que tuvo el Secretario de Gobernación, fue cuando se intentó poner en marcha la creación de una Gendarmería Nacional. Osorio Chong no logro entenderse con el Secretario de Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos, y el titular de la Marina Armada de México,  el almirante Vidal Francisco Soberon. Según fuentes publicadas en la revista proceso, estos no estuvieron de acuerdo en recibir mandos de órganos civiles y abandonaron el proyecto para continuar realizando la tarea impuesta desde finales del sexenio de Fox y de Calderón: combatir la delincuencia organizada.
         Más tarde, se presentaría el segundo gran roce entre los titulares de gobernación y del ejército. A principios de año, Osorio Chong anunciaría que el gobierno permitiría la entrada de civiles en las instalaciones de 27 batallón militar, en Iguala, Guerrero, tal y como lo exigían los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Raúl Isidro Burgo.
         La declaración de Osorio Chong provoco la furia del Secretario de Defensa, quien rotundamente negó la entrada de los padres, agentes del gobierno y el grupo Interdisciplinario  de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que a invitación del propio gobierno de Peña Nieto investiga la desaparición de los normalistas.
         Las disyuntivas y el parcial alejamiento del ejército, comprueban que el título que ostenta el Presidente Peña Nieto como Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, es meramente simbólico y no operacional.
         Por si fuera poco, la relación entre gobernación y la titular de la PGR, Arely Gómez, dista de ser la mejor. El primer contrapeso de Gómez es el director en jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Tomas Zerón de Lucio, el hombre de confianza de Peña Nieto para las indagatorias de la procuración de justicia en el Edomex.
         De igual manera fue presidencia quien nombro a Felipe de Jesús Muñoz Vázquez como titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). Muñoz Vázquez es un hombre cercano al ejecutivo, ya que anteriormente trabajo en el mismo puesto que ahora ostenta, pero en el Edomex.
         Está por verse si Zerón y Muñoz Vázquez escucharan más a la titular de la PGR, o en momentos de crisis o situaciones ambiguas, consultaran primero a la presidencia antes de cualquier dar un paso en falso. Y como dice el refrán, el que sirve a dos amos, con uno queda mal.
         Ante la situación crítica que enfrenta el país en materia de seguridad y justicia, las instituciones encargadas no parecen estar en las mejores condiciones de ejercerla. Un gobierno que desobedece a los mandos civiles; una PGR que estrena su sexto titular en menos en menos de diez años; un gobierno en que sus instituciones de seguridad se han visto implicadas  en matanzas y constantes violaciones a los derechos humanos; y ante todo, un Secretario de Gobernación que ha mostrado su torpeza en muchas ocasiones, y que ante la crisis, no ha sabido articular a las fuerzas castrenses y a la PGR, para que junto a las fuerzas policiacas trabajen de la mano para brindar seguridad y justicia a los ciudadanos.
         El tiempo corre y las autoridades no se ponen de acuerdo. Y ya van 57,410 muertos.


        


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