miércoles, 25 de febrero de 2015

La ilustración, la reacción conservadora y la fundación de la Sociología en Francia



           Francia es un país que a lo largo de la historia se ha destacado por el dominio. No solo la guerra, las invasiones o el futbol son los causantes de un constante protagonismo. La producción científica y cultural, han impulsado a esta nación a ocupar un sitio destacado entre las potencias del mundo. Cuna de grandes filósofos y escritores, la tradición humanística francesa ha marcado la vida intelectual de la humanidad. Sus movimientos artísticos e intelectuales han cambiado el rumbo de la historia de las humanidades por su potente influencia y aceptación a través del globo.
            La ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo (especialmente en Francia e Inglaterra) que se desarrolló desde finales del siglo XVII hasta el inicio de la revolución francesa. Se desarrollaron notablemente el pensamiento intelectual y filosófico. Los pensadores más importantes asociados con la ilustración son los filósofos franceses Charles Montesquieu (1689-1755) y Jean Jacques Rousseau (1712- 1778). Sin embargo, la influencia de la ilustración en la teoría sociológica fue más indirecta y negativa que directa y positiva. Como ha señalado Irving Zeitlin “La sociología se desarrolló inicialmente como una reacción a la ilustración”.
            Después de todo, los pensadores vinculados a la Ilustración estuvieron influidos por dos corrientes intelectuales: la filosofía y la ciencia del siglo XVII. La filosofía del siglo XVII estaba asociada a la obra de pensadores tales como René Descartes, Thomas Hobbes y John Locke. El cambio de paradigma que genero la Ilustración a la filosofía del siglo XVII fue combinar la investigación empírica con la razón. Anteriormente solo se buscaba de teorías generales y altamente abstractas que tuvieran un sentido racional, pero sin verificar científicamente sus ideas en el mundo real.
            En general, la Ilustración se caracterizó por la creencia de que las personas podían comprender y controlar el universo mediante la razón y la investigación empírica. Pensaban que del mismo modo el mundo físico se regía de acuerdo con leyes naturales, era probable que el mundo social también tuviera sus propias leyes. Por tanto, mediante el empleo de la razón y la investigación científica, al filósofo atañía descubrir leyes sociales.
            Como hacía hincapié en la importancia de la razón, los filósofos de la Ilustración tendían a rechazar las creencias en la autoridad tradicional. Cuando estos pensadores examinaban los valores y las instituciones tradicionales, solían encontrarlas irracionales, es decir, opuestas a la naturaleza humana e inhibidoras del desarrollo y crecimiento humano. La misión de los filósofos de la Ilustración era superar estos sistemas irracionales.

Reacción conservadora a la Ilustración.

            Los nuevos paradigmas de pensamientos surgidos de la Ilustración incomodaron a los sectores más conservadores de la sociedad. La reacción conservadora no se hizo esperar. La forma más extrema que adopto la oposición a las ideas de la Ilustración fue la filosofía contrarrevolucionaria católica francesa representada fundamentalmente por las ideas de Louis de Bonald (1754-1840) y Joseph de Maistre (1753-1821). Estos hombres reaccionaron no solo contra la Ilustración, sino también contra la Revolución Francesa, a la que consideraban como parte de un producto del pensamiento característico de la Ilustración.
            Los críticos de la Ilustración mostraban especial disgusto por los cambios Revolucionarios y recomendaban un regreso a la paz y armonía de la Edad Media. Consideraban a dios la fuente de la sociedad, por lo que la razón, de suma importancia para los filósofos de la Ilustración, era considerada inferior a todas las creencias religiosas tradicionales. Al ser el creador de la vida, de los humanos y de la sociedad, dios ocupaba un lugar omnipotente en la realidad y los humanos no podían caer en la insolencia de manipularla con el uso de la razón como algo superior a lo sagrado.
            Para la reacción conservadora la sociedad era la unidad de análisis más importante; se le confería más importancia que al individuo. Era la sociedad la que formaba al individuo. La sociedad se componía de elementos tales como roles, posiciones, relaciones, estructuras e instituciones. Los individuos ni siquiera eran considerados como los protagonistas de esas unidades de la sociedad.
            Como se creía que las partes de una sociedad estaban interrelacionadas y eran interdependientes, manipular una de ellas podía conducir a la destrucción de las otras partes y, consecuentemente, del sistema en su conjunto. Por esta razón, la introducción de cambios en el sistema social debía realizarse con suma precaución. Estos temidos cambios daban lugar a una sociedad más racional, pero el conservadurismo llevaba a reconocer la importancia de los factores no racionales (el ritual, la ceremonia, el culto) de la vida social.
            La tendencia general era creer que los diversos componentes de la sociedad eran útiles tanto para la sociedad como para el individuo. En consecuencia, apenas existía el deseo de reflexionar acerca de los efectos negativos de las estructuras y las instituciones sociales existentes.

            Estas características que resumen la reacción conservadora de la Ilustración deben considerarse como la base intelectual más inmediata del desarrollo de la teoría sociológica en Francia. Muchas de estas ideas penetraron profundamente en el pensamiento sociológico temprano, aunque algunas ideas de Ilustración (el empirismo, por ejemplo) también terminaron ejerciendo gran influencia.

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