jueves, 11 de diciembre de 2014

Requisitos para el funcionamiento social

           Para poder desempeñar una óptima vida política y social, el hombre necesita crecer y desarrollarse en una sociedad que funcione, así como biológicamente necesita aire para respirar. A pesar que la sociedad se interpreta desde numerosas definiciones, la entendemos en términos generales como un espacio donde un grupo de individuos coexisten y conviven desempeñando cada uno, una determinada función que permita un continuo avance en los niveles de vida.
            Un auto, entre otras cosas, necesita aceite y agua para funcionar. De tal manera, según Peter Drucker, una sociedad ocupa dos factores para rendir adecuadamente. El primero de ellos es otorgar un rol a cada individuo. Cada persona le encontrará sentido a la vida, si tiene un propósito y un rol para poder ser útil y para la sociedad y de igual manera sentirse satisfecho con la actividad que realiza. La satisfacción social de los individuos es un aspecto a importante en el funcionamiento social. Cuando una sociedad les brinda a los individuos que la componen, una actividad que logre satisfacerlos, se moverá en la dirección correcta; de lo contrario, solo será un conjunto de personas frustradas, y su accionar se estancara.
            El vacío de este principio, propiciara sujetos frustrados y decepcionados con su existencia, y por ende serán más propensos a dedicarse a actividades ilícitas que terminan convirtiéndose en un problema  y una carga para el orden y bienestar social.
            El segundo factor es la legitimidad del poder decisivo. Entenderemos poder decisivo como aquel que tiene el poder para tomar las decisiones más trascendentales que definan el rumbo y establezcan el orden dentro de una sociedad. En términos más concretos, en las sociedades contemporáneas, el poder decisivo es el gobierno y sus instituciones; aunque también existen otros agentes sociales que en ciertos casos, desempeñan un poder decisivo.
            Una sociedad que no reconoce como legitimo a sus poderes decisivos, se encaminara hacia el desorden, la desobediencia civil, el desencanto y falta de productividad y por ende al caos. En países cuyos ciudadanos no confían en su gobierno y sus instituciones, el descontento civil hará que ni los ciudadanos respetan las normas y leyes, provocando así diversos conflictos los mismos civiles y civiles con el gobierno.
           
             Posición y función del individuo
            “El binomio, posición y función social del individuo constituye la ecuación de la relación entre el grupo y el miembro individual. Simboliza la integración del individuo con el grupo, así como la del grupo con el individuo” (Drucker, 2002). Con esto, Drucker expresa empatía y el reciproco propósito de las funciones entre el individuo y el grupo. La existencia individual desde el punto de vista del grupo, así como la existencia grupal desde el punto de vista del individuo cobran sentido.
            Cuando un individuo no encuentra una posición y una función dentro del grupo, su pertenencia carecerá de sentido. Tarde o temprano se alejara del grupo o este terminara expulsándolo. En contrasentido, para un individuo no existe la sociedad si carece de posición y función sociales. La sociedad solo adquirirá sentido si su propósito, objetivo e ideales tienen sentido con los propósitos, objetivos e ideales del individuo. Es necesario que exista una bien definida relación funcional entre la vida individual y la vida del grupo.
            Respecto a las funciones sociales que cada individuo debe poseer para el óptimo funcionamiento de una sociedad; es necesaria primeramente la definición de las creencias respecto a la naturaleza del hombre para poder identificar cuáles son los valores y los modelos a seguir que cada individuo, y por ende cada sociedad deben intentar alcanzar.
            Las creencias respecto a la naturaleza del hombre definen el propósito de la sociedad. Estas definen el modelo de ser humano ideal; el motivo por el cual el hombre fue creado y las metas y valores por los cuales debe regir su existencia. Sin una idealización sobre la naturaleza del hombre, los individuos ni las sociedades no tendrán rumbo y por ende su vida carecerá de sentido y finalidad.
          
              El poder legitimo
            “El poder legítimo surge de la misma creencia social básica respecto de la naturaleza del hombre y su realización sobre la que reposan tanto la función social como el lugar del individuo dentro de esta sociedad. Es más, el poder legítimo puede ser definido como aquel poder real que encuentra su justificación en las características básicas de la sociedad” (Drucker, 2002).
            El poder legítimo esta para representar y hacer valer los principios de la naturaleza del hombre. En medida que el poder decisivo, aquello que llamamos gobierno, cumpla cabalmente las funciones de poder legítimo, haciendo valer sus principios sociales, a través de una estructura institucional, la sociedad tendrá las bases necesarias para su orden y funcionamiento.
            El poder legítimo deberá luchar contra instituciones y el surgimiento de poderes decisivos que propongan valores que resulte una amenaza para el bienestar social. En una sociedad que cree en la libertad como principio fundamental del hombre, la esclavitud será vista como una amenaza. Los principios legítimamente aceptados deberán ser defendidos por un poder decisivo que funja de igual manera como poder legítimo.
            También es necesario dejar claro que el de “legitimidad” es un concepto puramente funcional. No existe una legitimidad absoluta. El poder solo será legítimo en relación con una creencia social básica. La sociedad responde a la legitimidad de su poder decisivo según sus creencias políticas. Un poder es legítimo cuando está justificado por un principio ético que ha sido aceptado por la sociedad.
            Los principios sobre la naturaleza del hombre varían en cada sociedad de cada región del mundo. Son planteados por el poder decisivo, su historia ancestral que marca su cultura,  y la aprobación social en ese mismo orden de importancia. El poder decisivo va marcando la pauta sobre la cultura y por ende sobre sus principios sociales. Aun así el poder social, puede con el paso del tiempo, desaprobar ciertos principios en los que anteriormente creía, pero que la historia los ha ido deslegitimado hasta llegar al presente. Los principios sobre la naturaleza del hombre pueden cambiar, por lo tanto el poder social juega un poder importante en la conciencia y la legitimación del poder decisivo.




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