Este medio ha influido notablemente
en las formas de interacción entre los usuarios, dando pie al surgimiento de
nuevas comunidades on line, en las cuales la circulación del contenido y la práctica de una convivencia alterna, le
brindan un significado diferente a la construcción de comunidad.
“Por un lado la formación de
comunidades virtuales se ha interpretado como la culminación de un proceso
histórico de disociación entre localidad y sociabilidad en la formación de la
comunidad” (Castells, 2003). Este fenómeno rompe el esquema tradicional es la
cual el individuo estaba sujeto a convivir únicamente con los grupos primarios
de su localidad, y era esa convivencia la generaba un contexto comunitario, en
donde los individuos compartían toda clase de información y experiencias que
vivan con los demás miembros de la comunidad.
La cercanía y la frecuencia en la interacción eran el sello
distintivo en la sociabilidad comunitaria tradicional y la cosmovisión del
individuo era condicionada en gran parte, por esta forma de vida.
“Por otro lado se ha acusado a internet de incitar
gradualmente a la gente a vivir sus propias fantasías on line y huir del mundo
real, en una cultura cada vez más dominada por la realidad virtual”
(Castells, 2003). Internet ha provocado
la transición de pasar desde las tradicionales formas de convivencia hasta
aquellas dominadas por el medio on line, donde los individuos tienden al
aislamiento y al abandono de la sociabilidad cara a cara. Los espacios públicos
están siendo remplazados por los espacios virtuales.
La convivencia on line le está ganando terreno a la
convivencia interpersonal. La gente se sumerge en el ciberespacio y al
encontrar ahí una práctica forma de interacción, deja de añorar la interacción
en persona. Internet se convierte en la ventana al mundo en el que sin un
esfuerzo notable, el individuo puede asomarse y conocer (de manera frívola) el
mundo exterior un una práctica hedonista que caracteriza nuestra cultura
moderna.
La realidad social de
la virtualidad de internet
Las redes sociales han captado más
audiencia que cualquier evento televisado a escala mundial. Se estima que más
de 1.300 millones de personas tienen cuenta activa de Facebook. La actividad social se ha apropiado en toda
su diversidad de internet. Las relaciones entre usuarios se ha convertido en
una de las actividades más populares dentro del espacio virtual.
Los juegos de rol y la construcción
social de la identidad como base de la interacción on line constituyen una
porción muy reducida de la sociabilidad basada en Internet, y es un tipo de
actividad que tiende a concentrarse especialmente en círculos de adolescentes.
En efecto los adolescentes son personas que se encuentran en un proceso de
descubrimiento de la identidad y experimentación de la misma, o de averiguar
quiénes son realmente o quienes les gustaría ser, lo cual abre un fascinante
campo de investigación para comprender la construcción de la identidad y la
experimentación (Castells, 2003).
Esta idea abre un fascinante campo
de investigación sobre la construcción de la identidad. Se percibe a Internet
como un terreno en el que se puede jugar con la imagen y fantasear con una
identidad fabricada o incoherente con la identidad real que se expone en la
interacción física. Contrario a esta percepción, Internet funciona más como una
extensión de la vida tal como es, en todas sus dimensiones y modalidades.
Sherry Turkle pionera de los
estudios de identidad en Internet, concluye en su clásico estudio indicando que
“la noción de lo real se rebela. La gente que vive vidas paralelas en la
pantalla esta en cualquier caso limitada por los deseos, el sufrimiento y la
mortalidad de sus seres físicos”
La identidad creada en la red es por
lo general coherente con la realidad física. Al ser el mismo sujeto el que
intenta crearla, no puede escapar demasiado a la esencia de sus intereses y
actitudes, por tanto, al ser su imagen moldeada por sus propias manos, es un
reflejo no alejado de su auténtica identidad.
Comunidades,
redes y la transformación de la sociabilidad
Las redes llegaron para quedarse. Han
transformado las formas de sociabilidad de las personas, desplazando las tradicionales
que se basaban en los espacios públicos de una comunidad como lugar para la
interacción. Ahora las redes son las que sustituyen a los lugares como sostén para
la sociabilidad, tanto en las zonas periféricas como en las ciudades.
“La gente no construye su
significado en las sociedades locales porque selecciona sus relaciones sobre la
base de sus afinidades” (Castells, 2003). El hombre es un ser social por
naturaleza. De igual forma, la socialización es una actividad instintiva para
la supervivencia del ser y de la especie, pero en los tiempos no es una
necesidad tan prioritaria. La sociabilidad no es impuesta, por lo tanto el
individuo de hoy en día optara por socializar únicamente con aquellos con los
que encuentre afinidad y simpatía, no importando si son vecinos, familiares,
compañeros de trabajo, de escuela etc.
Con esto entendemos que la cosmovisión,
valores o intereses de una persona, no se ve tan determinada por la sociedad
local o el grupo comunitario al que pertenezca. El mundo se conoce a través de
uno mismo, por lo que Internet, además de ser una ventana, es un espacio para
la socialización y un lugar ideal para el desarrollo de la individualidad.
Es cierto que la forma de comunidad territorialmente definida
no ha desaparecido del mundo en general, pero no cabe duda que ahora juega un
papel menor en la reestructuración de las relaciones sociales para la mayor
parte de las sociedades desarrolladas (Castells, 2003).
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