domingo, 16 de marzo de 2014

Tambores de guerra en Ucrania



Los fantasmas de la guerra fría que atormento Europa por más de cuarenta años, y que termino con la caída del muro de Berlín en 1989 y la desintegración de la unión soviética en 1991, regresan con imprudente asomo a Ucrania. Los efectos de la revolución de maidan se hacen sentir, y tras la caída del ex presidente Viktor Yanukovich, se ha desatado una convulsión en el orden geopolítico que incluye la disputa entre la OTAN y Rusia con potenciales tintes de guerra.
            La raíz del problema surgió tras la negativa de Yanukovich de firmar el Acuerdo de Asociación y libre comercio con la Unión Europea. El gobierno ruso presiono para que se tomara esta medida en un afán de perseverar sus intereses. Rusia es el principal socio comercial de Ucrania. Las intenciones de Vladimir Putin eran alejar a Ucrania del área de influencia europea.  En repudio, miles de ucranianos salieron a protestar al día siguiente.
            Ucrania aun sostiene una fuerte dependencia en la importación del gas ruso. Esto como consecuencia de la pasividad de su gobierno por su falta de creación de un mercado nacional gasífero que propicie la inversión para el desarrollo de las propias reservas de gas. Como consecuencia Rusia los tiene sujetados de la cola y los chantajea a su antojo.
            Una vez derrocado el régimen de Yanukovich, Rusia sorprendió al mundo movilizando tropas y tanques de su ejército en la península de Crimea. Crimea perteneció durante más de 200 años a Rusia, desde que los zares la conquistaron. El 60% de sus habitantes es ruso y apenas un cuarto Ucraniano. En 1954 Nikita Jrushev cedió Crimea a Ucrania, pero Moscú mantuvo el control sobre Sebastopol, la ciudad donde se encuentra la base de la flota del mar negro. Al conquistar la independencia y soberanía sobre la ciudad, Ucrania cedió en alquile la base naval hasta 1942.
            El gobierno de Putin se sabe en desventaja ante las influencia de la OTAN sobre Ucrania, por lo que ha realizado una movida agresiva y de carácter potencialmente bélico. El temor de Rusia es previsible. No quiere perder toda su fuerza sobre Ucrania y opta por marcar territorio en su mayor área de influencia. La decisión del parlamento de Crimea de unirse a Rusia y convocar un referéndum para el próximo domingo 16 de marzo es la movida institucional más trascendente en la crisis que enfrenta Rusia con Occidente por el control de Ucrania.
            Rusia desconfía de la OTAN y sabe que sus intenciones son apoderarse de la relación comercial con Ucrania, y si las circunstancias se lo permiten, remplazar la flota del mar negro rusa en los puertos de Sebastopol y Balaclava. El complot occidental terminara por completarse con la instalación de un gobierno leal en Ucrania, con líderes de extrema derecha, los cuales revocarían el acuerdo básico por Crimea.
            Por el bando contrario, Obama ha exigido el retiro de las tropas rusas de Crimea y aprobado sanciones económicas contra su gobierno. Estados Unidos acusa a Rusia de violar la soberanía de Ucrania. Su principal temor es una política expansionista de Rusia y apoderarse no solo de Crimea sino completamente de Ucrania.
            La alianza que sostiene Estados Unidos con la Unión Europea aunado al triunfo de la revolución maidan, lo posicionan por encima de Rusia en la disputa por los intereses en Ucrania. Dudo mucho que Rusia se lance en un conflicto armado por anexar a Ucrania a su bloque económico, pero tampoco quieren perder el poder ganado en Crimea ni las relaciones comerciales que tenían en el resto del país. Si Rusia no opta por un conflicto armado, la OTAN tiene la responsabilidad de llegar a un acuerdo diplomático con su gobierno.
            En el medio se encuentra la victima de este conflicto político: la sociedad ucraniana. Disputada por dos grandes potencias y sin saber si vira hacia el este o el oeste, Ucrania se encuentra en quiebra. Este año deberá pagar 16.3% de los más de 60 mil millones de dólares de deuda, en medio de una caída de las reservas y una fuerte devaluación de su moneda. La dependencia del gas ruso es otro punto adverso. El gobierno presenta una deuda con Gazprom de mil 600 millones de dólares.
            Ucrania necesita urgentemente 35 mil millones de dólares. Pero la Unión Europea, que apenas ha sacado la cabeza de la crisis, está concentrada en ayudar a sus propios miembros como Grecia o España. Ante esta crisis económica y política, el panorama es poco claro para esta nación.

            Después de un cuarto de siglo, Tirios y Troyanos tienen en común un objetivo pero con diferentes intereses.  La lucha entre Rusia y la OTAN por el asociarse con Ucrania, han revivido los fantasmas de la guerra fría y desatado los tambores de guerra en Europa. 

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