Francia es
un país que a lo largo de la historia se ha destacado por el dominio. No solo
la guerra, las invasiones o el futbol son los causantes de un constante
protagonismo. La producción científica y cultural, han impulsado a esta nación
a ocupar un sitio destacado entre las potencias del mundo. Cuna de grandes
filósofos y escritores, la tradición humanística francesa ha marcado la vida
intelectual de la humanidad. Sus movimientos artísticos e intelectuales han
cambiado el rumbo de la historia de las humanidades por su potente influencia y
aceptación a través del globo.
La ilustración fue un movimiento
cultural e intelectual europeo (especialmente en Francia e Inglaterra) que se
desarrolló desde finales del siglo XVII hasta el inicio de la revolución francesa.
Se desarrollaron notablemente el pensamiento intelectual y filosófico. Los
pensadores más importantes asociados con la ilustración son los filósofos
franceses Charles Montesquieu (1689-1755) y Jean Jacques Rousseau (1712- 1778).
Sin embargo, la influencia de la ilustración en la teoría sociológica fue más
indirecta y negativa que directa y positiva. Como ha señalado Irving Zeitlin
“La sociología se desarrolló inicialmente como una reacción a la ilustración”.
Después de todo, los pensadores
vinculados a la Ilustración estuvieron influidos por dos corrientes
intelectuales: la filosofía y la ciencia del siglo XVII. La filosofía del siglo
XVII estaba asociada a la obra de pensadores tales como René Descartes, Thomas
Hobbes y John Locke. El cambio de paradigma que genero la Ilustración a la
filosofía del siglo XVII fue combinar la investigación empírica con la razón.
Anteriormente solo se buscaba de teorías generales y altamente abstractas que
tuvieran un sentido racional, pero sin verificar científicamente sus ideas en
el mundo real.
En general, la Ilustración se caracterizó
por la creencia de que las personas podían comprender y controlar el universo
mediante la razón y la investigación empírica. Pensaban que del mismo modo el
mundo físico se regía de acuerdo con leyes naturales, era probable que el mundo
social también tuviera sus propias leyes. Por tanto, mediante el empleo de la
razón y la investigación científica, al filósofo atañía descubrir leyes
sociales.
Como hacía hincapié en la
importancia de la razón, los filósofos de la Ilustración tendían a rechazar las
creencias en la autoridad tradicional. Cuando estos pensadores examinaban los
valores y las instituciones tradicionales, solían encontrarlas irracionales, es
decir, opuestas a la naturaleza humana e inhibidoras del desarrollo y
crecimiento humano. La misión de los filósofos de la Ilustración era superar
estos sistemas irracionales.
Reacción conservadora a la
Ilustración.
Los nuevos paradigmas de pensamientos
surgidos de la Ilustración incomodaron a los sectores más conservadores de la
sociedad. La reacción conservadora no se hizo esperar. La forma más extrema que
adopto la oposición a las ideas de la Ilustración fue la filosofía contrarrevolucionaria
católica francesa representada fundamentalmente por las ideas de Louis de
Bonald (1754-1840) y Joseph de Maistre (1753-1821). Estos hombres reaccionaron
no solo contra la Ilustración, sino también contra la Revolución Francesa, a la
que consideraban como parte de un producto del pensamiento característico de la
Ilustración.
Los críticos de la Ilustración
mostraban especial disgusto por los cambios Revolucionarios y recomendaban un
regreso a la paz y armonía de la Edad Media. Consideraban a dios la fuente de
la sociedad, por lo que la razón, de suma importancia para los filósofos de la
Ilustración, era considerada inferior a todas las creencias religiosas
tradicionales. Al ser el creador de la vida, de los humanos y de la sociedad,
dios ocupaba un lugar omnipotente en la realidad y los humanos no podían caer
en la insolencia de manipularla con el uso de la razón como algo superior a lo
sagrado.
Para la reacción conservadora la
sociedad era la unidad de análisis más importante; se le confería más importancia
que al individuo. Era la sociedad la que formaba al individuo. La sociedad se componía
de elementos tales como roles, posiciones, relaciones, estructuras e instituciones.
Los individuos ni siquiera eran considerados como los protagonistas de esas
unidades de la sociedad.
Como se creía que las partes de una
sociedad estaban interrelacionadas y eran interdependientes, manipular una de
ellas podía conducir a la destrucción de las otras partes y, consecuentemente,
del sistema en su conjunto. Por esta razón, la introducción de cambios en el
sistema social debía realizarse con suma precaución. Estos temidos cambios
daban lugar a una sociedad más racional, pero el conservadurismo llevaba a
reconocer la importancia de los factores no racionales (el ritual, la
ceremonia, el culto) de la vida social.
La tendencia general era creer que
los diversos componentes de la sociedad eran útiles tanto para la sociedad como
para el individuo. En consecuencia, apenas existía el deseo de reflexionar
acerca de los efectos negativos de las estructuras y las instituciones sociales
existentes.
Estas características que resumen la
reacción conservadora de la Ilustración deben considerarse como la base
intelectual más inmediata del desarrollo de la teoría sociológica en Francia.
Muchas de estas ideas penetraron profundamente en el pensamiento sociológico temprano,
aunque algunas ideas de Ilustración (el empirismo, por ejemplo) también terminaron
ejerciendo gran influencia.