lunes, 21 de septiembre de 2015

La crisis moral ante la crisis de migrantes

“Nada de lo que es humano me es indiferente”
Gabriel García Márquez

         


Es en los momentos más críticos, cuando se ve la grandeza de las personas. Siempre he percibido a Europa como un continente muy humanitario. Algunas sociedades se distinguen por su organización, integración, un justo sistema de pensiones, seguro de desempleo, servicio de salud universal, programas de apoyos sociales, altos niveles de seguridad y sobre todo un amplio sentido de los derechos humanos.
         Pero ante la crisis de migrantes provenientes principalmente de Siria y otros países, es imposible sostener las virtudes con las que acabo de describir a este continente.
         La guerra de Siria- apoyada por algunos gobiernos de Europa- cumple ya cuatro años. Las consecuencias han sido catastróficas: 230 mil vidas se han perdido y 12 millones de personas se han desplazado, de las cuales 4.5 millones han cruzado la frontera hacia países vecinos. Turquía acoge a 2 millones de sirios; Líbano a 1.2; Jordania a más de 600 mil; Irak a un cuarto de millón…Y el alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que 400 mil sirios más se preparan para huir hacia la UE este año y otros tantos el próximo. La crisis migratoria no ha hecho más que empezar.
La catástrofe humanitaria se encuentra desde hace tiempo en ebullición. Pero alcanzo dimensiones virales en redes sociales y periódicos de todo el mundo, con la simbólica fotografía de Aylan Kurdi, un niño de tres años que fue encontrado muerto en las costas de Turquía tras el naufragio de la balsa en la que viajaba con sus padres y decenas de refugiados migrantes.
         La fotografía fue catalogada en redes sociales como la imagen de la vergüenza. Este hecho simboliza la tragedia humanitaria que se vive en Siria y que se ha expandido a Europa.
         Esta fotografía tiene que ponernos a pensar muchas cosas. ¿Qué tiene que seguir pasando para que los gobiernos de Europa se comprometan ayudar a los refugiados sirios? ¿Cuántos niños e inocentes más tienen que seguir muriendo en el territorio europeo para sensibilizar a las sociedades y gobiernos de Europa?
         Desde enero, más de 350 mil personas han llegado a la UE  tras cruzar las aguas del mediterráneo y del Egeo; una cifra 60% superior a la de todo 2014, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones. Dos de cada tres migrantes siguen la ruta que va de Turquía a las islas griegas, para después cruzar los Balcanes a pie, tren, autobús-si bien ello supone salir del territorio de la UE-, para alcanzar el corazón de Europa Central-Alemania, Holanda o Bélgica- o seguir a los países escandinavos, tradicionalmente más generosos con quienes solicitan asilo.
         Los refugiados sirios viajan a Europa huyendo del conflicto armado que azota su país. Huyen por su vida, para ponerse a salvo. Huyen por su supervivencia, porque no tiene más a donde ir.
         Lo describe claramente en una entrevista Kinan Masalmeh, un niño de trece años refugiado en una estación de tren en Hungría: “por favor ayuden a los sirios, los sirios necesitan ayuda ahora. Solo paren la guerra, no queremos ir a Europa, solo paren la guerra en Siria”.
                             Kinan Masalmeh "Nosotros no queremos ir a Europa. Solo paren la guerra"
       
  Las condiciones los refugiados sirios deberían avergonzar a los gobiernos y habitantes de los países de Europa. Los migrantes que llegan y viajan los países de Europa del este son inhumanas y aberrantes. Personas viviendo en las playas, en las calles, donde no tienen alimento, agua, ni siquiera donde hacer sus necesidades.
Viajan en balsas inflables de poca calidad, con capacidad máxima de 18 pasajeros, pero meten en ella 40 o 50. Los traficantes de migrantes no los acompañan en sus viajes por la zona de los Balcanes, los abandonan a su suerte solo con algunas instrucciones sobre cómo usar la embarcación. Les importa hacer negocio con ellos, sus vidas no. Ante tal situación no resulta extraño que los naufragios sean constantes en las costas de Turquía y Grecia.
Además de esto, los migrantes tienen que soportar ataques racistas. Residentes de las islas griegas de Kos y Lesbos, se han manifestado públicamente contra ellos con agresiones y amenazas. Les incomoda su presencia porque estropean la actividad turística de esa zona.
Debe ser difícil ser un refugiado sirio. No hicieron la guerra, pero ellos son los principales afectados. Ante sus ojos, han visto cómo sus vidas e ilusiones se han destruido por diferencias e intereses políticos entre los gobiernos de las grandes potencias del mundo. En su huida, han sentido el rechazo y la falta de compasión de sus hermanos europeos, que lejos de conmoverse ante su trágica situación y de verlos como iguales, les impiden viajar, los agreden, les meten el pie para que se tropiecen, los tratan como criminales y no sienten compasión alguna por sus vidas. Lamentan la indiferencia de un mundo que los ha olvidado.
Debe ser difícil ser un refugiado sirio, y sentirse como extraterrestre en su propio planeta.
El destino le puso un reto moral a Europa: ser dignos anfitriones de miles de inocentes refugiados y darles el trato cálido y humano que merece cualquier habitante del mundo. De hacerlo, los europeos darían una gran lección de paz al mundo, y demostraría su gran calidad humana y moral brindando un ejemplo de compasión, solidaridad y  alto sentido de los valores morales que deben regir la conducta de los hombres.
Es cierto, la crisis económica que ha azotado este continente en los últimos años ha golpeado severamente la económica y las oportunidades de gran parte de su población. Su gobierno y su población pueden alegar no estar listos para recibir a los 800 mil migrantes que se esperan terminen de llegar este año. Aun así, no se pueden escudar en ese argumento para tapar la desatención, y el pésimo trato que les han ofrecido a los refugiados del medio oriente, a los que parecen no reconocer como seres humanos dignos de buena atención.
Pero ante tal desafío, ni los gobiernos ni la sociedad civil de Europa han estado a la altura. Salvo Alemania, cuyo gobierno ha aceptado darle cobijo a los migrantes, los gobiernos de los países de Europa del este no le han dado prioridad a este fenómeno. Habiendo intereses más importantes en juego, ¿por qué ayudar a un grupo de migrantes y refugiados que no tienen que comer y dónde dormir? Ese es problema de ellos y la responsabilidad no es nuestra.
La humanidad nuevamente ha caído bastante bajo. Nuestra venda individualista nos impide ver el dolor ajeno. Es el triunfo del egoísmo sobre la solidaridad; de lo frívolo sobre lo relevante; de lo hedónico sobre lo sensible. Nuestra situación ha rebasado nuestra humanidad.
Algo está mal cuando nos preocupa más cuidar la buena imagen ante el turismo, que ver a miles viviendo en la miseria y la desesperanza. Es cuando la crisis de migrantes exhibe nuestra crisis moral.

Posdata.

  En 2012 la Unión Europea gano el premio nobel de la paz. El motivo según los organizadores del galardón fue “por su contribución durante seis décadas al avance de la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa”.

martes, 15 de septiembre de 2015

La crisis de las instituciones de seguridad en México




En los primeros 32 meses de la administración de Peña Nieto se tienen contabilizados 57,410 asesinatos, según el reporte del semanario zeta. Mientras el mismo semanario documento en el sexenio de Calderón 83,191 ejecuciones; el mandato peñanietista proyecta registrar alrededor de 130 mil asesinatos.
         La cifra por demás aterradora no es suficiente para explicar el pobre desempeño de las autoridades de seguridad. A esto, hay que agregarle la masacre de Tlatlaya, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, las matanzas de Tanhuato y Apatzingán; y más reciéntenme la fuga del penal de máxima seguridad de Joaquín Guzmán Loera para demostrar cuan trágica ha sido la situación en materia de seguridad en lo que va de este sexenio.
         Detrás de esta realidad, existe una estrategia fallida de parte de nuestras autoridades. Al inicio del sexenio, se decidió que la Secretaria de Gobernación, absorbiera la Secretaria Federal de Seguridad Publica, para lograr un mayor en control en materia de las operaciones de seguridad nacional. Por lo tanto, su titular, Miguel Ángel Osorio Chong, quedo como el principal responsable de seguridad en México.
         La crisis de seguridad en México, y en las instituciones de seguridad, se debe en gran parte, al mal manejo e incapacidad que Osorio Chong ha demostrado al frente de este cargo. No ha podido trabajar coordinadamente  las demás dependencias de seguridad. Ha tenido fuertes desavenencias con los titulares del ejército, marina y PGR.
         La primera gran discrepancia que tuvo el Secretario de Gobernación, fue cuando se intentó poner en marcha la creación de una Gendarmería Nacional. Osorio Chong no logro entenderse con el Secretario de Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos, y el titular de la Marina Armada de México,  el almirante Vidal Francisco Soberon. Según fuentes publicadas en la revista proceso, estos no estuvieron de acuerdo en recibir mandos de órganos civiles y abandonaron el proyecto para continuar realizando la tarea impuesta desde finales del sexenio de Fox y de Calderón: combatir la delincuencia organizada.
         Más tarde, se presentaría el segundo gran roce entre los titulares de gobernación y del ejército. A principios de año, Osorio Chong anunciaría que el gobierno permitiría la entrada de civiles en las instalaciones de 27 batallón militar, en Iguala, Guerrero, tal y como lo exigían los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Raúl Isidro Burgo.
         La declaración de Osorio Chong provoco la furia del Secretario de Defensa, quien rotundamente negó la entrada de los padres, agentes del gobierno y el grupo Interdisciplinario  de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que a invitación del propio gobierno de Peña Nieto investiga la desaparición de los normalistas.
         Las disyuntivas y el parcial alejamiento del ejército, comprueban que el título que ostenta el Presidente Peña Nieto como Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, es meramente simbólico y no operacional.
         Por si fuera poco, la relación entre gobernación y la titular de la PGR, Arely Gómez, dista de ser la mejor. El primer contrapeso de Gómez es el director en jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Tomas Zerón de Lucio, el hombre de confianza de Peña Nieto para las indagatorias de la procuración de justicia en el Edomex.
         De igual manera fue presidencia quien nombro a Felipe de Jesús Muñoz Vázquez como titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). Muñoz Vázquez es un hombre cercano al ejecutivo, ya que anteriormente trabajo en el mismo puesto que ahora ostenta, pero en el Edomex.
         Está por verse si Zerón y Muñoz Vázquez escucharan más a la titular de la PGR, o en momentos de crisis o situaciones ambiguas, consultaran primero a la presidencia antes de cualquier dar un paso en falso. Y como dice el refrán, el que sirve a dos amos, con uno queda mal.
         Ante la situación crítica que enfrenta el país en materia de seguridad y justicia, las instituciones encargadas no parecen estar en las mejores condiciones de ejercerla. Un gobierno que desobedece a los mandos civiles; una PGR que estrena su sexto titular en menos en menos de diez años; un gobierno en que sus instituciones de seguridad se han visto implicadas  en matanzas y constantes violaciones a los derechos humanos; y ante todo, un Secretario de Gobernación que ha mostrado su torpeza en muchas ocasiones, y que ante la crisis, no ha sabido articular a las fuerzas castrenses y a la PGR, para que junto a las fuerzas policiacas trabajen de la mano para brindar seguridad y justicia a los ciudadanos.
         El tiempo corre y las autoridades no se ponen de acuerdo. Y ya van 57,410 muertos.